Un vídeo emitido en la RAI mostró ayer los últimos segundos de vida de Sayed Agha (de blanco, sentado a la dcha.), el chófer del periodista de La Repubblica Daniele Mastrogiacomo (centro), antes de ser degollado, como ilustra la segunda imagen. Esta muerte y la ejecución, el domingo, del intérprete afgano Ajmal Naqshbandi (sentado a la izqda. en la primera foto), han conmocionado a la comunidad internacional, que teme una ola de secuestros tras la decisión del Gobierno afgano de liberar a cinco presos talibán a cambio de la vida del reportero.
Mastrogiacomo relató el lunes en un artículo que los captores le habían asegurado que tanto el chófer como el intérprete volverían a casa. Sin embargo, los talibán decidieron asesinar a Naqshbandi, después de que el Gobierno afgano rechazara excarcelar a otros dos rebeldes. El presidente Hamid Karzai reconoció ayer que los secuestradores violaron el pacto al que había llegado, ya que el intérprete tenía que haber sido liberado junto a Mastrogiacomo.
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