Tenían luz verde de sus mandos y se aplicaron a fondo, con frialdad y sin escatimar en bromas de toda índole mientras apretaban sus gatillos. Primero asesinaron a cuatro de los presos con las manos atadas a la espalda, entre los escombros de una casa incendiada en Trnovo, en Bosnia. Después, obligaron a los dos únicos supervivientes a trasladar los cuerpos de sus compañeros tras la vivienda y allí mismo les ejecutaron con el poder que les confería una supuesta impunidad.
Pero olvidaron un pequeño detalle: estaban siendo grabados por una cámara que portaba uno de ellos. Gracias a esas imágenes joviales y risueñas en medio del baño de sangre, cuatro ex paramilitares serbios de la unidad Escorpiones fueron condenados ayer en un tribunal especial de Belgrado por la ejecución sumaria de seis serbobosnios de confesión musulmana, tres de ellos menores.
Es el primer caso de serbios condenados por jueces serbios desde que acabó la guerra de Bosnia (1992-1995), una pequeña gota de agua en la masacre de 8.000 hombres y niños musulmanes en el enclave de Srebrenica después de que lo tomara el Ejército serbobosnio en 1995. Pero sus instigadores, el militar Ratko Mladic y el político Radovan Karadzic, continúan desaparecidos.
El vídeo se conoció en 2005 en el Tribunal Penal para la Antigua Yugoslavia y se emitió durante el juicio contra el ex presidente de Serbia Slobodan Milosevic. Automáticamente, varias televisiones serbias emitieron las imágenes y el país sufrió una conmoción. Hasta ese momento, eran muchos los que pensaban que la masacre de Srebrenica era un bulo organizado por la comunidad internacional.
Las detenciones se produjeron inmediatamente y el proceso judicial comenzó a dar sus primer pasos a finales de ese año. Slobodan Medic, líder de los Escorpiones, ha sido condenado a 20 años de cárcel, al igual que Branislav Medic.
Pera Petrasevic, guardaespaldas del jefe de los asesinos, ha recibido una pena de 13 años, porque fue el único que confesó. Aleksandar Vukov ha sido absuelto por falta de pruebas. «Medic ordenó a los otros tres condenados y a otros dos paramilitares que ejecutaran a los prisioneros, después de conminarles a que lo hicieran de tal modo que pareciera que era una acción de combate», señaló la jueza Gordana Bozilovic. Los otros dos paramilitares a los que se refiere son Slobodan Dadicovic, condenado en Croacia, y Minorad Momic, desaparecido.
El caso del enclave bosnio de Srebrenica marcó un antes y un después en las misiones internacionales de paz y todavía 12 años después la ONU y la OTAN son acusadas de haberse lavado las manos mientras masacraban a miles de civiles. Un año después de estallar el conflicto, el sitio era declarado zona de seguridad de Naciones Unidas y protegido por 600 soldados holandeses dotados de armas ligeras. Pero, a principios de julio de 1995, las tropas serbobosnias se preparaban para tomar el enclave mientras decenas de miles de civiles buscaban desesperadamente el «amparo» de los cascos azules.
En medio de los bombardeos de artillería pesada, los holandeses rechazan devolver sus armas a los combatientes musulmanes y piden protección aérea que no llega. Treinta cascos azules son capturados el día 9 y usados como moneda de cambio dos días después para frenar los bombarderos aliados. Ese mismo día el coronel holandés Ton Karreman brinda con el mismísimo Ratko Mladic, al que ofrece incluso regalos para su familia.
Ambos acuerdan permitir la salida de los refugiados. Pero al día siguiente, mientras miles de civiles esperan los autobuses que les saquen del infierno de Srebrenica, los varones de entre 12 y 77 años son separados de las mujeres «para ser interrogados por sospechas de crímenes de guerra». El día 16 ya empezaban a conocerse las primeras matanzas, de la que Trnovo es sólo un minúsculo ejemplo.
Una sentencia con sabor agridulce
BANJA LUKA (BOSNIA).- Los supervivientes de la matanza de Srebrenica anunciaron ayer que habían reclamado al Gobierno serbio la proclamación oficial de un «día de luto nacional» en homenaje a los 8.000 musulmanes asesinados brutalmente en 1995, informa France Presse.
Un comité formado por supervivientes y familiares de las víctimas pidió al Ejecutivo y al Parlamento de Bosnia Hercegovina fijar esa jornada de conmemoración el 11 de julio, el día en que, hace 12 años, las tropas serbobosnias se hicieron con el control del mencionado enclave.
A la espera de conocer la decisión de Belgrado sobre este asunto, ayer los miembros del citado comité ganaron su primera batalla con la condena de cuatro ex paramilitares dictada por un tribunal serbio. «Nos alegramos que la corte de Belgrado haya condenado por lo menos a algunos de los responsables [de la masacre]», declaró Beho Delic, hermano de una de las seis personas asesinadas en Trnovo. «¡Serbia debe avergonzarse de lo que hizo¡», apostilló Hana Fezlic, cuyo hijo de 16 años fue asesinado entonces. Sin embargo, Munira Subasic, presidenta de la Asociación de Madres de Srebrenica, calificó la sentencia de «política» y aseguró que «los criminales han sido recompensados una vez más», puesto que no se les condenó a cadena perpetua. «Serbia comete un nuevo genocidio contra nuestro derecho a la Justicia», sentenció Subasic. De la misma opinión era el fiscal del caso, Vladimir Vukcevic, que había pedido penas de 40 años de cárcel para los acusados.