Lástima que ya no estén en el mundo o en activo Los payasos de la tele, o sea, Gaby, Fofó, Miliki y Milikito, de la interminable y fecunda saga de los Aragón. Podrían regrabar, para ilustración del ambiente cultural zapaterino, uno de sus grandes éxitos, La Gallina Turuleta, que rezaba así: «La gallina Turuleta / ha puesto un huevo, ha puesto dos, ha puesto tres; / la gallina Turuleta / ha puesto cuatro, ha puesto cinco, ha puesto seis; / la gallina Turuleta / ha puesto siete, ha puesto ocho, ha puesto nueve... / ¿Dónde está esa gallinita? /¿Dónde está la pobrecita? /¡Déjala que ponga 10!».
La actualización serviría para introducir a los estudiantes en la Relogse y para explicar Endesa a los accionistas de la compañía, descuartizada por capricho de 'Herodes' Zapatero. También para que las juventudes del PSOE aprendieran a contar, evitaran los errores de Roldán y nadie quedara ayuno en materia lírica ni matemática.
Además, la resurrección de la gallina Turuleta les vendría de perlas a los intelectuales orgánicos del zapaterismo, los del conchabeo con ETA y la injuria a las víctimas del terrorismo, los de la nueva checa de Bellas Artes, que en la Guerra Civil se denominó de Fomento-Bellas Artes, y que no dejaba de ser una dependencia informal -raptos, violaciones, torturas, asesinatos no reivindicables- del Ministerio del Interior. Entonces, como ahora, en manos del PSOE. Y con Carrillo de vigía ético en Unión Radio, hoy Encadena SER.
Entonces, los intelectuales orgánicos del Frente Popular, los Alberti, Nelken y demás joyas del progreso al soviético modo, utilizaban la prensa para mandar a la gente desafecta al paredón. ¡A paseo! se llamaba una sección célebre de esta pandilla basura en la que se delataba a los reaccionarios que, por serlo, no merecían vivir dentro de la legalidad republicana. Más aún: que para depurarla, podían y debían ser paseados y aparecer asesinados en cualquier cuneta. Los intelectuales de Zapatero no llegan a tanto, pero la vocación les desborda.
El otro día, la delicada Almudena Grandes, que ya fue oradora en la fallida manifestación gubernamental por la paz y contra la AVT, decía que cada mañana se queda con las ganas de fusilar a dos o tres voces de la radio. Tal cual. En cualquier democracia, basta con cambiar de emisora, ¿pero quién dice que a éstos les basta la democracia? Ayer, Lulú Paredón, la fusiladora, encabezó otra movida contra el PP con este lema: Por la convivencia, frente a la crispación.
Ellos son el vivo ejemplo de lo que predican: cuando no quieren cerrar la Cope, sueñan con fusilarnos. Pero a esta nueva Escuadrilla del Amanecer le falta el himno y yo creo que La gallina Fusileta sería perfecto. A ver si tiene tiempo para adaptárselo don Emilio Aragón, antes Milikito.