Más aliviado que exultante, Julio Cuesta salía ayer del Registro Civil con la satisfacción de haber logrado el cambio de su partida de nacimiento por vía administrativa, un papel que le permitirá modificar su nombre y sexo en los documentos oficiales sin tener que someterse a una operación genital. Lo mostraba orgulloso: «Pone Julio Cuesta, varón».
El alivio de Julio, de 50 años, está justificado. Nació en un cuerpo de mujer aunque siempre se sintió hombre. Aunque inició el proceso de cambio de sexo hace 30 años, éste se interrumpió por un problema médico que le impedía culminar su reasignación sexual. Una negligencia médica convirtió una operación de rodilla en un infierno, ya que «el anestesista lo dejó un mes en coma y acabó con importantes secuelas físicas», comenta un amigo presente. El resultado: «Un 79% de minusvalía y graves problemas en la visión y el habla, en la coordinación de movimiento y en el equilibrio».
Comienza para Julio una nueva vida en todos los sentidos. Ayer no podía resistirse a recordar cómo confesó que le atraían las mujeres: «Mi madre lo leyó en mi diario, cuando yo era adolescente; tuve el valor de decírselo algún tiempo antes a mi hermana, pero la situación era difícil».
Su madre, Pilar, confesó que espió su cuaderno porque «lo veía muy triste» y que, lejos de recriminarle nada, lo abrazó en cuanto llegó del instituto y comenzó a ayudarle en serio.
Luisa Notario, presidenta del colectivo de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales de Valencia Lambda, relató el complejo periplo judicial de Julio. «Después del problema en el quirófano, inició un proceso legal a través de la Audiencia de Valencia, pero ésta rechazó su petición», explicó. El objetivo era que se tuviera en cuenta su situación personal y que entendieran que el cambio de sexo, requisito médico indispensable, no era posible.
Posteriormente, remitió el caso al Tribunal Supremo, que aún no se ha pronunciado. Pero no ha hecho falta, porque el Congreso aprobó el pasado mes de marzo la Ley de Identidad de Género.
«Esta ley no obliga a hacer el cambio completo, lo cual es muy bueno porque, aunque en mi caso intervienen los problemas de salud, existen otros muchos con limitaciones de edad o recursos económicos», resumía Julio Cuesta.
También quiso enviar un mensaje a la Generalitat Valenciana: «Tiene una deuda con todos nosotros y debe incluir todo el proceso en la Sanidad pública: hormonación, operaciones de cambio y atención psicológica».
«También sería importante que la gente estuviera más informada, habría muchos menos problemas», matizaba. Y una anécdota le daba la razón: ante el revuelo de cámaras y periodistas que se formó ayer en las puertas de la Ciudad de la Justicia de Valencia, un hombre preguntaba qué ocurría. Tras la explicación de una compañera, volvió a preguntar: «¿Y dónde está el transexual? Yo sólo veo a un hombre y a su familia».
«Éste es un proceso muy duro y muy costoso, estás encerrado en un cuerpo que no te pertenece y no puedes hacer nada», denunciaba Julio.
Al menos, el camino lo ha hecho acompañado. Su madre se sintió «muy orgullosa», y también descansada, porque «después de la larga lucha este momento, es lo más grande del mundo». Sobre todo después de vejaciones que prefieren ni recordar. «Como una vez, durante las vistas judiciales, en las que el forense obligó a mi hijo a desnudarse para comprobar qué operaciones se había hecho».
Tan sólo un pequeño disgusto empañó el momento. Y es que el padre de Julio falleció hace dos meses y no pudo ver a su hijo finalmente feliz.
Feliz y abrumado. También accesible. «No puedo mirar a todas las cámaras a la vez», protestaba, aunque respondió a todas las preguntas. Posó durante más de dos horas y contestó a cuantas preguntas le formularon. Sin malas caras, sin recesos, sin condiciones. Ayer, Julio estaba contento y nada más importaba. Se sentía, por fin, persona.
LO DICHO Y HECHO
«Me da igual si he sido el primero o el quinto, lo importante es que, por fin, se ha logrado»
1957: Nace en Valencia. 1977: Comienza a asistir a terapia psicológica para preparar el proceso de reasignación de sexo. 1981: El médico le autoriza a iniciar el tratamiento hormonal. 1982: Se somete a una operación de rodilla que le deja varias secuelas físicas. 2002: Recurre al Tribunal Supremo la decisión de la Audiencia de Valencia de rechazar su petición de cambio de sexo. 2007: El 20 de marzo pide que se cambien sus datos en el Registro Civil.