El Espanyol de Valverde quiere entrar en la Historia.Hace casi 20 años, el equipo en el que el actual técnico periquito militaba como jugador, se quedó a las puertas de la gloria. El Bayer Leverkusen le arrebató una Copa de la UEFA que, tras el 3-0 de Sarrià, ya tenía un hueco reservado en las vitrinas del club. Ahora, prácticamente dos décadas después, los blanquiazules tienen la oportunidad perfecta para resarcirse. Con los deberes ya hechos en la Liga, el sueño de todos, plantilla, consejo y afición, es llevarse, de una vez por todas, su tan deseado primer cetro europeo. Hoy les espera la primera auténtica prueba de fuego en el camino. El Benfica, tras el 3-2 de la semana pasada en Montjuïc y con Da Luz como escenario, parte hoy como favorito para acceder a las semifinales. Pero los blanquiazules no creen en tópicos ni águilas talismanes. Apear a los portugueses les acercaría a su sueño. Y están dispuestos a pelear muy duro para lograrlo.
Tanto, que Ernesto Valverde se plantea apostar por un equipo más aguerrido de lo habitual: el técnico podría situar a Ito junto a Moisés en el doble pivote para adelantar la posición de De la Peña y situar a Luis García por la derecha en detrimento de Rufete. Pandiani, máximo goleador del Espanyol en la UEFA, reemplazará al lesionado Tamudo en la punta. Con Ito, el entrenador blanquiazul pretende reforzar su centro del campo, un aspecto especialmente importante si se confirma la prácticamente segura presencia de Rui Costa en el once titular. Lo que pretende Valverde es probar una suerte de nadar, tal vez lo menos posible, y guardar la ropa. Asfixiar las líneas de pase de un Benfica obligado a marcar e intentar sentenciar a la contra serán las bazas blanquiazules para ganar la partida.
Porque el Benfica, consciente de su mayor nombre en Europa y de las no pocas bondades de jugar la vuelta de una eliminatoria como anfitrión, ya ha aceptado plenamente la etiqueta de favorito en el cruce. Lo que no es poco, en un club marcado por la maldición europea del húngaro Bela Guttman, que vaticinó en 1962 que los lisboetas no ganarían otra final sin él (ya llevan seis perdidas), y que han encontrado su último divertimento en los proféticos vuelos del águila Victoria, quien ofrece buenos o malos augurios según las vueltas que dé al remozado estadio Da Luz. Se resisten a admitirlo, eso sí, pero lo cierto es que los portugueses tienen mucho miedo a perder. Más, incluso, que los blanquiazules. Llevan más tiempo huérfanos de títulos, por así decirlo. Desde la Copa de Europa de 1962, el continente se les resiste. Cosas de la maldición de Guttman. En Portugal, su última liga se remonta a la temporada 2004-2005, y su última Copa, a la campaña 2003-2004, conquistada ésta de la mano del ex técnico del Espanyol José Antonio Camacho.
En ese aspecto, la historia más reciente beneficia a los de Valverde.Hoy se cumple un año de la Copa del Rey ganada en el Bernabéu.El primer aniversario de un momento de éxtasis colectivo que corrió el serio peligo de tornarse en dramático descenso al final de temporada. El pasado domingo, el Espanyol demostró ante su pareja de baile de entonces, una Real Sociedad ahora en circunstancias tanto o incluso más dramáticas que las suyas en ese momento, que sabe ser práctico si la ocasión lo requiere. Aunque, de refilón, se zahiriera a un Miguel Angel Lotina que tendrá siempre su cálido rinconcito en el imaginario de la afición periquita.
Ése saber ser práctico requerirá ahora superar tanto la baja por lesión de su capitán como sobreponerse a la auténtica olla a presión que será esta noche el estadio Da Luz, una suntuosa e imponente joya de arquitectura futbolística. Las 65.000 gargantas que se agolparán esta noche en sus gradas tendrán un único objetivo: llevar en volandas a los suyos a las semifinales de la UEFA.El del Espanyol, en cambio, será frustrar sus sueños para alimentar los propios. El delicado estado físico de Miccoli, entre algodones los últimos días por un fuerte golpe en un dedo del pie derecho, y las pájaras que han afectado a los portugueses tantas veces en las segundas partes en su liga pueden jugar también tal vez a su favor.
La UEFA pasa ahora por Lisboa. Todo depende de esta noche. Cuando el balón empiece a rodar por el césped, la suerte estará echada.Y el Espanyol confía que esta vez, como en Madrid hace un año y tal vez para compensar la fuerte decepción ante el Leverkusen, caiga otra vez de su lado. El sueño que ahora encarna Glasgow puede acercarse decisivamente o alejarse otra vez en las arenas del tiempo. Todo está en sus manos.
Benfica: Quim; Nelson, Katsouranis, David Luiz, Leo; Petit, Karagounis, Rui Costa, Simao; Miccoli y Nuno Gomes.
Espanyol: Gorka; Zabaleta, Jarque, Torrejón,Chica; Moisés, Ito; Rufete, De la Peña, Riera; y Luis García.
Arbitro: Claus Bo Larsen (DIN).
Da Luz: 20.45 horas (Canal Plus).
De águilas y maldiciones
El Benfica es un club maldito en Europa. La culpa es de uno de sus ex técnicos, el húngaro Bela Guttman. Él fue el artífice de las dos Copas de Europa consecutivas conquistadas por el club en las temporadas 60-61 y 61-62. El éxito le llevó a pedir un aumento de sueldo denegado por la directiva lisboeta, lo que precipitó su marcha y provocó que lanzará una terrible maldición: sin él, el Benfica no volvería a ganar una final europea. Desde entonces, ha perdido seis finales, una de la UEFA y cinco de la Copa de Europa. Antes de consumarse la última derrota, el mítico Eusebio llegó a implorar ante la tumba de su mentor, que en vida nunca se desdijo de sus palabras, que retirara su sentencia.Pero fue en vano. Los lisboetas cayeron ante el Milan de Sacchi y los 'tulipanes' Rijkaard, Gullit y Van Basten.
Añejas maldiciones y nuevas tradiciones configuran el imaginario deportivo del club con más socios del mundo. Al mal de ojo echado en su momento por Guttman se ha sumado en los últimos tiempos un curioso pasatiempo de acento español y origen canadiense.El águila, el símbolo del Benfica, tiene desde hace poco su encarnación en el campo. Ella es Victoria. Llegó a Da Luz en 2003. Y el entonces técnico benfiquista, José Antonio Camacho, le propuso al gaditano Juan Bernabé que cuidara de ella. Todavía hoy siguen en Lisboa.El 25 de octubre de 2003 voló por primera vez sobre el nuevo Da Luz, en la inauguración del actual estadio del club lisboeta.Desde entonces, su vuelo es profético. Según las vueltas que da sobre el recinto, los aficionados se hacen una idea de si el resultado será bueno o malo para sus intereses. Cuantas más, mejor. Si se posa a la primera, mal fario asegurado. Y no suele equivocarse. Tal vez a algún 'periquito' le interesaría tener esta noche un buen tirachinas a mano.
