Pregunta.- Usted es el padre y responsable de las misiones del Spirit y el Opportunity, los dos robots que pasean por la superficie del planeta rojo. ¿Imaginó que pudiera ser un trabajo tan fructífero?

Respuesta.- Los dos robots llevan algo más de tres años en Marte, mucho más de lo que nunca imaginamos. Los diseñamos para durar al menos tres meses. Yo pensaba que podrían permanecer activos cinco, o quizá seis meses, pero nunca esperé tres años. Estamos muy contentos.

P.- ¿Y cuál es el secreto?

R.- Muchas cosas. Lo primero es que construimos buenos rovers, y estamos muy orgullosos de ello. Pero la segunda variable es que hemos tenido suerte, mucha suerte. Hemos sido muy afortunados con el tiempo. Pensábamos que lo que probablemente acabaría con la vida útil de los dos robots sería el polvo, que hay en grandes cantidades en la atmósfera terrestre, y que se podría acumular en los paneles solares, pero lo que ha ocurrido es que en varias ocasiones unas tormentas de viento han limpiado el polvo de los paneles, lo que ha permitido a ambos vehículos seguir vivos todo este tiempo. La otra variable difícil era sobrevivir al invierno marciano, que era especialmente complicado en el caso del Spirit, que aterrizó en el hemisferio sur de Marte. Pero cuando llegó el invierno llevamos el rover hasta una colina y lo situamos en la pendiente, de tal forma que pudiera recibir la mayor cantidad de energía solar posible. Por eso hemos podido sobrevivir ya dos inviernos.

P.- Y eso con unos vehículos que fueron concebidos como máquinas sumamente simples...

R.- Cuando construyes hardware que viajará al espacio, lo más importante, por encima de todas las cosas, es que tiene que ser extremadamente fiable, porque va a exponerse a condiciones muy duras. Y eso implica que no se puede utilizar la última tecnología del mercado, hay que usar cosas que sabemos que funcionan muy bien, aunque sean bastas. Su portátil es muchísimo más inteligente que mi rover. Pero mi rover está en Marte. Y lleva allí tres años enviando datos muy valiosos para la comunidad científica.

P.- Quizá el hallazgo más importante ha sido detectar agua en Marte, aunque fuera en el pasado. El cráter Victoria ha resultado ser uno de los lugares más fructíferos para la investigación, ¿no?

R.- Cuando diseñé los rovers no tenían instrumentos que permitieran encontrar vida en Marte, porque no sé cómo es la vida que deben buscar. Por eso decidí concentrar la misión en buscar evidencias de condiciones que hicieran posible la vida en el planeta rojo. Para eso hacen falta tres factores. El primero es que haya los elementos químicos necesarios: oxígeno, hidrógeno, carbono, etc. Y en Marte los hay. También hace falta una fuente de energía, el Sol. Pero es necesaria agua líquida. No hielo, que ya sabemos que hay, sino agua líquida. Y ésa, hasta ahora, no la hemos encontrado.

P.- La NASA ha anunciado su intención de volver a la Luna y luego a Marte. ¿Lo ve factible?

R.- Claro que es posible enviar hombres a Marte, pero tardaremos mucho tiempo, y hará falta mucho dinero. La exploración humana del planeta rojo no será factible hasta dentro de 25 años. Desde las misiones Apollo el hombre no ha salido de la órbita más cercana a la Tierra, y necesitamos un lugar al que ir para aprender cómo hacer misiones de exploración espacial de nuevo. La Luna parece el mejor lugar para hacer este tipo de pruebas, pero debemos tener muy claro que nuestra meta no es montar una base en la Luna y quedarnos allí, sino que ése es un primer paso para la carrera hacia nuestro destino, que es Marte.

P.- Mientras llegue ese momento debemos conformarnos con la exploración robótica. ¿Es muy diferente mirar con ojos humanos un planeta desconocido que hacerlo a través de las cámaras de un robot?

R.- Con el Spirit y el Opportunity estamos haciendo exploración en el verdadero sentido de la palabra. Si yo estuviera en Marte, lo primero que haría sería coger un mapa, levantar la vista y decir: «¿Dónde vamos hoy, qué exploramos?» Y eso es exactametne lo que estamos haciendo con los robots. Cada mañana, los 170 científicos que formamos el equipo de los robots decidimos a dónde van a ir los vehículos. Nuestra idea es ir siempre a lugares donde podamos encontrar cosas nuevas, o donde podamos probar teorías o hipótesis. Pero los humanos son mucho más capaces que los robots. Lo que uno de nuestros vehículos puede hacer en un día, usted lo podría hacer en 30 segundos, y además los robots no pueden improvisar. Pero de momento es lo que tenemos, y no funcionan mal.

P.- Vamos, que son ustedes los exploradores del siglo XXI.

R.- Hoy en la Tierra no quedan lugares por explorar. Yo me siento un poco como Colón, o como Amudsen, mirando por primera vez sitios desconodidos. Con la diferencia de que Colón, tras pisar América, tuvo que volver a embarcarse en un viaje de tres años para contar lo que había hecho. Nosotros podemos hacerlo casi en tiempo real, gracias a internet.

P.- Y después de Marte... ¿qué?

R.- Cuando acabe la misión del Spirit y el Opportunity tendré que tomarme un tiempo para descansar, como lo hará todo el equipo. Después, muchos de nosotros, y desde luego yo, estaremos involucrados en alguna otra misión a Marte. La NASA tiene varias ya perfiladas: una que intentará traer de vuelta a la Tierra muestras y rocas de Marte, y otras que acaban con un proyecto de construir allí un laboratorio científico habitable.

P.- Y para terminar, la pregunta del millón de dólares. ¿Cree que algún día encontraremos vida en Marte? ¿O en algún otro planeta?

R.- No lo sé. Intento no hacerme una opinión en cuestiones como ésta. Si eres un científico es fácil cometer errores por desear una respuesta, y ese deseo de encontrar una respuesta predeterminada puede poner en peligro la interpretación que hagas de los datos científicos. Así que en lugar de hacerme una opinión sobre algo de lo que no tengo suficiente información para saber con certeza, lo que intento hacer es mantener mi mente abierta a todo y diseñar mejores experimentos para tratar de dar respuestas. Ya veremos.