ROSA M. TRISTAN
MADRID.-
Los oceános se están muriendo; no sólo cada vez hay menos peces, sino que los fertilizantes, que llegan a través de los ríos, y la contaminación están causando una proliferación de algas y medusas que acaban con el oxígeno. ¿Dónde está el problema? «En la Humanidad», asegura el oceanógrafo de la Universidad de California Jeremy Jackson. Este prestigioso investigador es uno de los ganadores de los premios de la Fundación BBVA. Dotados con más de un millón de euros, estos galardones fueron entregados ayer por los Príncipes de Asturias y el presidente del BBVA, Francisco González, para reconocer la labor de quienes se dedican a la conservación de la biodiversidad del planeta.
Jackson recordó que lo que él estudió en los océanos hace 40 años ya no existe. «La gente no ve el mar, pero ya hay pocos peces de más de 30 centímetros, hemos destruido el fondo con el arrastre, y lo llenamos de nutrientes, que aumentan las algas. A su vez, éstas acaban con el oxígeno y surgen bacterias y medusas. Pero el pescado sigue siendo barato, aun cuando ya no queda casi atún ni bacalao. La gente debería comer tilapia [un pez de agua dulce] y tofu. El pescado debería ser un lujo», señalaba.
Jackson acusa a las pesquerías de no echar el freno y dice que, en este asunto, «España es aún peor que Japón» y que «si se dejara de pescar 15 años, puede que los océanos se recuperaran». Pero reconoce que no se sabe con certeza si esa reversión sería total porque «en lugar de ciudadanos nos hemos convertido en consumidores del futuro y es imposible tener peces sin límite para 6.000 millones de personas».
Junto con Jackson fue premiado el chileno Juan Carlos Castillo, que ha puesto en marcha un proyecto de pesquería sostenible en su país.
Otro de los galardones fue para la Fundacion para el Desarrollo y la Conservación en Guatemala, cuyo representante, Marco Vinicio, recordó que siete ecologistas han muerto en su país por defender una gestión sostenible de sus riquezas naturales, sobre todo, los bosques tropicales del Caribe. También fue reconocida la labor del Grupo Balear de Ornitología, cuyo presidente se declaró «en pie de guerra» contra el desarrollo urbanístico y las autopistas que se construyen en las islas. El premio por la sensibilización social lo recibió el periodista Joaquín Araújo.
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