Tras coincidir tanto su médico personal, Alfredo Cahe, como el director del Sanatorio Güemes, Héctor Pezzela, en la «sorprendente evolución del paciente», Diego Armando Maradona fue dado de alta y puso rumbo a la casa que tiene su actual novia, Verónica Ojeda, en la localidad de Ezeiza. Después de 13 días hospitalizado, el astro argentino regresó junto a los suyos y horas más tarde, llamó por teléfono a un programa de la televisión TyC Sports para anunciar su inesperada decisión.
«Cahe dejó de ser mi médico desde anoche», dijo Maradona refiriéndose al momento de su alta de la clínica bonaerense. Una fuente del canal dijo a Efe que Maradona «llamó por teléfono cuando faltaban tres minutos para que terminara el programa que, con semejante testimonio, se extendió en el aire unos minutos más de lo previsto».
«Después de decir todo lo que dijo, incluso de nombrar a Cahe como uno de los que le había dado indicaciones de cómo cuidarse, no hubo tiempo para que ampliara lo de la baja del médico, porque el programa terminaba y estaba la música de cierre en el aire. Y enseguida Maradona cortó» la comunicación, añadió la citada fuente.
Durante el día, Cahe había atendido a los medios indicando cómo debía ser la recuperación del ex futbolista, y no descartaba que en dos semanas Maradona tomara un avión hasta Suiza para seguir su tratamiento en la clínica Le Prairie.
En la mañana de ayer el doctor Pezzela dijo que Maradona tuvo «una buena evolución clínica» y que todo se desenvolvió «dentro de las pautas previstas» en el cuadro de abstinencia al alcohol y «hepatitis tóxica» que padecía el ex futbolista. Eso sí, Maradona, ya en su casa y de forma privada, deberá continuar con el tratamiento y con un estricto control dietético. «Va a estar acompañado por un equipo médico, asistentes terapéuticos especialistas en psiquiatría y enfermeros 24 horas al día», dijo Pezzela.
Cahe, por su parte, antes de saberse que Maradona no contaba más con sus servicios, añadió que Diego «fue nuevamente ayudado por la mano de Dios» y que salió del estado crítico «antes de lo previsto». El ex futbolista ha perdido siete kilos en los 13 días de ingreso, y según confesaron los médicos él mismo pidió «un tiempo de soledad, para estar junto a sus seres queridos», petición que fue avalada por los que le cuidan. El director del hospital recalcó que la rápida recuperación estuvo motivada por la gran colaboración del paciente y el apoyo de su grupo familiar.
El fútbol, y en concreto su equipo, sigue siendo la obsesión de Maradona. De hecho, su intención es acudir el próximo domingo al palco de La Bombonera para ver el clásico entre Boca Juniors y River Plate. El pasado fin de semana pidió un decodificador para ver el Velez Sarsfield-Boca.
Entre tanto, los rumores indican que la recaída de Diego habría comenzado al notar la indiferencia de su ex esposa, Claudia Villafañe, que estaba de viaje en Miami y que ni siquiera regresó a Buenos Aires cuando el astro enfermó. El ex jugador sólo estuvo acompañado en la habitación 1302 por familiares cercanos y por su actual novia. Ni siquiera sus dos asistentes, Sergio Garmendia y Gabriel Buono, tuvieron acceso al ex jugador, que hasta habría telefoneado a su ex manager Guillermo Coppola, con quien mantiene una feroz disputa económica desde hace tres años.
Entre los médicos que rodean a Diego Maradona existe la sensación de que su futuro sólo depende de él, y ése quizá sea el problema. «El paciente está con un tratamiento de tipo medicamentoso y él puede hacer lo que tenga voluntad de hacer, si es que se siente con voluntad y con ganas», advirtió Pezzella.
En cuanto a su traslado a la clínica suiza para desintoxicarse del alcohol, Cahe dijo que cree que lo hará, y terminó su alocución con una especie de advertencia: «Ahora tiene el alta hospitalaria, pero esto será un camino muy largo». Por el momento, parece que Diego lo andará sin su compañía.