Las alarmas volvieron a dispararse en la localidad leonesa de Cistierna. cuando ayer ardió en llamas la casa en la que, hasta el pasado domingo, vivía la familia de etnia gitana imputada en la muerte del hermano del alcalde, José Sen, fallecido ese día durante una reyerta.
Varias patrullas de la Guardia Civil, la Policía Local y los Bomberos se desplazaron hasta el lugar, aunque no pudieron hacer nada por salvar la vivienda, que quedó completamente destrozada por las llamas.
No hubo que desalojar a los vecinos porque las casas de los alrededores se encontraban deshabitadas. Precisamente una de las viviendas colindantes pertenece a la familia de la víctima. En ella residía, hasta hace apenas un mes, la abuela y una tía del fallecido.
Al morir la anciana, la casa se quedó deshabitada, un factor que, a buen seguro, «también han tenido en cuenta los que decidieron quemar la casa de los gitanos», según se comentaba ayer en el pueblo.
Precisamente la tía del alcalde se quejaba: «Si esta gente no vuelve por aquí evitará quebraderos de cabeza al Ayuntamiento, problemas a la Guardia Civil y, sobre todo, se terminarán las amenazas al pueblo. Yo misma he sido amenazada por ellos y agredida y lo he denunciado en numerosas ocasiones».
Al cierre de esta edición, se desconocía quién o quiénes incendiaron la casa, un acto, por otra parte, «esperado» por buena parte de los vecinos de Cistierna tras el malestar que se había generado por el asesinato del hermano del alcalde.
El incendio se produjo a la hora de comer, un momento que permitía una extinción más rápida y segura y cuando los agentes de la Guardia Civil habían dejado de custodiar la casa que, desde el domingo, permanecía vigilada para evitar cualquier tipo de represalia.
Muchos de los vecinos se acercaron hasta el lugar para ver cómo ardía la casa. «Así, al menos, ya no tienen disculpa para volver a Cistierna», decían algunos.
Otra vecina comentó que «cuando el domingo se fue la madre de los gitanos, dijo que si le pasaba algo a su casa iban a venir de todos los sitios para quemar Cistierna».
Durante toda la tarde de ayer el pueblo especuló con que otros miembros del clan llegaran de otras provincias. «La gente está esperando a que asomen por aquí para quitárselos de en medio», manifestaba otro vecino.
Los representantes de la comunidad gitana de León, encabezados por su patriarca, Adolfo Vargas, condenaron «enérgicamente» el apuñalamiento de José Sen, al tiempo que se solidarizaron con la familia del fallecido.
Así lo aseguró ayer en nota de prensa el subdelegado del Gobierno en León, Francisco Alvarez, quien se reunió con los representantes de la comunidad gitana.
«El pueblo unido jamás será vencido»
CISTIERNA (LEON).- Los ánimos en Cistierna estaban exaltados desde que, en la madrugada del pasado domingo, se produjo la reyerta en que murió José Sen.
De 36 años y hermano del alcalde, Nicanor Sen (PSOE), José recibió un navajazo cuando se encontraba en la discoteca local. La Guardia Civil detuvo a tres miembros de una conocida, por conflictiva, familia: dos jóvenes de 22 y 18 años y su padre, de 43, a los que imputa el asesinato. La aparición de los agentes evitó un linchamiento, hasta el punto de que varios vecinos les lanzaron todo tipo de objetos y quemaron su furgoneta.
Ese mismo día, una concentración espontánea reunió a 2.000 personas que protestaron por el suceso.
Al día siguiente por la mañana, otras 2.000 personas pidieron a gritos, durante otra manifestación, que la familia a la que pertenecen los detenidos se fuera del pueblo. Un centenar de personas rodeó los juzgados con pancartas en las que se leía «Justicia» y gritando: «El pueblo unido jamás será vencido». Los vecinos terminaron tirando piedras contra las unidades de la Guardia Civil que custodiaban a los detenidos. Hasta el cura tuvo que apelar a los vecinos para que no cometieran actos de venganza.