ALBERTO E. SANCHEZ MORENO. Especial para EL MUNDO
CUENCA.-
El padre Tomás Fernández, párroco de la iglesia conquense de San Esteban de 62 años, fue apaleado la semana pasada por dos jóvenes que lo atacaron cuando se encontraba recogiendo el templo y apagando las luces tras la procesión del Lunes Santo.
«Tenemos que estar dispuestos a dar el cuerpo por Cristo, ya que Él lo hizo por nosotros y, aunque a veces no lo hagamos, cuando llega el momento de hacerlo no tenemos ninguna duda de tomar esa decisión...», dijo con una sonrisa a este periódico al relatar la agresión sufrida.
El pasado día 2, el párroco estaba a punto de cerrar la iglesia cuando escuchó varios insultos procedentes de dos jóvenes, uno de ellos menor de edad, que estaban en la puerta. Decidió esperar para ver si se cansaban y se marchaban, pero no fue así.
Intentó salir por una puerta lateral pero fue descubierto. «Se acercaron a mí gritando y me quitaron el alzacuellos, les pregunté que por qué lo hacían y me respondieron que por ser cura... Entonces supe que me había tocado a mí y pensé en el Señor».
El padre Tomás trató de huir, pero le siguieron hasta un callejón. Allí le pusieron la zancadilla y le dieron puñetazos y patadas. Perdió el conocimiento.
Una pareja que pasaba por allí avisó a la Policía, que recogía las vallas instaladas para la procesión. Los agresores intentaron huir, pero fueron detenidos. En comisaría explicaron que, al ver al párroco, dijeron: «Ahí sale un cura, vamos a por él».
El sacerdote no denunció a los jóvenes, que, además, intentaron quitarle la cartera. Cuando le preguntaron qué pudo llevar a los chicos a realizar la agresión explicó que el demonio está en todas partes.
El padre Tomás va a intentar interceder por ellos para que salgan lo antes posible en libertad y pueda encaminar sus vidas con normalidad.
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