Jueves, 12 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6325.
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Ocio / Teatro
Pánico en Barquillo
Emilio Gutiérrez Caba y Jorge de Juan regresan al Infanta Isabel con 'La mujer de negro', una función de terror psicológico con aire británico
ANTONIO SANCHIDRIAN

Hace mucho tiempo, un productor de cine, visionario él, espetó a Emilio Gutiérrez Caba: «Usted, apellidándose Gutiérrez, no puede dedicarse al oficio de actor». El actor pucelano recordaba ayer la anécdota, aunque seguramente la haya contado muchas veces, cuando se encuentra a pocos meses de la jubilación oficial, sobrepasada ya la sexta década de su vida y a punto de estrenar de nuevo en Madrid. Lo que le trae de nuevo al teatro Infanta Isabel, que en cierto modo es su casa, es la reposición de La mujer de negro, adaptación de Stephen Mallatratt de la novela de Susan Hill. Un montaje que ya recogió aplausos del respetable, hace cinco años, en el mismo lugar.

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A pesar de que el reparto es idéntico -Jorge de Juan será el encargado de dar la réplica a Gutiérrez Caba-, la producción es distinta. El nuevo director, Eduardo Bazo, ha introducido nuevos elementos en el montaje para reproducir el ambiente de pesadilla del pueblo británico donde se desarrolla la trama: «Gracias a las nuevas tecnologías, los efectos han crecido para producir nuevas sensaciones en los espectadores».

La mujer de negro, definida por los actores como una función de terror psicológico, cuenta la historia del abogado Arthur Kipps (Gutiérrez Caba), que investiga un suceso fantasmagórico que le sucedió a él y su familia años atrás. Para ello, alquila un teatro irreal y contrata a un actor (Jorge de Juan) para que le ayude a recrear un suceso irreal. El propósito de Kipps es quitarse la maldición que le ensombrece hace tiempo. Este proceso de revisión del pasado cambia radicalmente con la entrada en escena de la difunta señora Drablow, quien reclama venganza por la muerte de su hijo.

Bazo reconocía que el trabajo con dos actores que conocen a la perfección cada giro del texto ha enriquecido su labor: «Antes de que llegase yo al proyecto, ellos ya habían vivido cada reacción del público. Teníamos el poso del trabajo anterior y realmente he contado con dos maravillosos ayudantes de dirección». Ello, a pesar de que la adaptación de Mallatratt no deja excesivo margen de maniobra, tal y como señalaba la tercera pata de este banco de ideas, Jorge de Juan: «Es difícil hacer una puesta en escena muy distinta. La estructura de esta obra es muy cerrada y es muy complicado salirse del crescendo de la función».

«A mi juicio, ésta es una obra de teatro excelente para entrar al teatro por primera vez, sobre todo aquellos que piensan que el teatro es un peñazo. Bueno, algunas obras de teatro lo son, depende de quién las haga...», señalaba Gutiérrez Caba. «Ahora tenemos una lectura distinta y un público distinto. Nosotros nos hemos dado cuenta de que hay un público nuevo que no nos conoce», agregó.

«Me sorprende que sus reacciones sean iguales. Los espectadores de las ciudades de España donde hemos estado de gira reaccionan igual, en los mismos sitios, a las mismas cosas, sobre todo a partir de la maldición de la mujer de negro. Las caras de terror que pone la gente son indescriptibles», subrayó Jorge de Juan.

Al igual que los cantantes de ópera tienen un repertorio, Emilio Gutiérrez Caba considera que los actores de teatro pueden o deben tenerlo: «Me agrada recuperar un personaje. Es como volver a un viejo amigo y enfundarse en su piel. Eso es algo muy agradable», dijo.

El actor aseguró no pensar en la retirada. En absoluto: «El retiro es un parque. Mi madre se murió prácticamente en este teatro, y mi hermana Irene también falleció en activo. Se retiran los productores, como ése que dijo que no podía ser actor por mi apellido. Pero yo he vivido de esto y creo que me ha ido bastante bien. Podía haber ido mejor, también. Tan sólo quiero reducir las giras», concluyó.

La mujer de negro.

En el Teatro Infanta Isabel (Barquillo, 24). Precio: 15-24 euros.

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