ARITZ PARRA. Especial para EL MUNDO
SHANGHAI.-
El primer ministro chino, Wen Jiabao, se reunió ayer en Tokio con su homólogo japonés, Shinzo Abe, en un encuentro que representa los esfuerzos de las dos mayores potencias de Asia por descongelar sus relaciones.
Los líderes de las naciones que suman casi las tres cuartas partes de la actividad económica de Asia y más de la mitad del gasto militar de la región se comprometieron ayer a construir una «relación estratégica» y mantener las visitas recíprocas, firmaron acuerdos de cooperación energética y medioambiental, y pactaron impulsar los vínculos económicos.
Sin embargo, el representante de Pekín insistió en la necesidad de superar las diferencias por el historial bélico japonés del pasado siglo. Las visitas del anterior primer ministro nipón al mausoleo Yasukuni encolerizaron a China, que considera el lugar como un símbolo de las atrocidades cometidas por los militares japoneses. Como consecuencia, el de ayer es el primer viaje de un líder chino a Japón en siete años, y llega como respuesta a la visita de Abe a Pekín en octubre.
Wen se reunirá hoy con el emperador Akihito y dirigirá un discurso a la Dieta, el Parlamento japonés, algo que tampoco ocurría desde hacía más de dos décadas. Los expertos en la región vaticinan palabras conciliadoras, marcadas por la necesidad de ambos países de enfrentarse a un futuro rebosante de tantas oportunidades como amenazas. Entre las primeras, destacan las posibilidades económicas, con dos naciones que han doblado durante el último lustro sus intercambios comerciales gracias a la combinación de la mano de obra y manufacturas baratas de China con el liderazgo tecnológico japonés. Como aperitivo al viaje, Pekín levantó ayer la prohibición a las importaciones de arroz nipón.
Ambos países anunciaron ayer que participarán en el diálogo para mitigar el calentamiento global más allá del vencimiento de los acuerdos de Kioto, en 2012. Y señalaron que impulsarán la cooperación en tecnologías verdes, un sector liderado por las empresas japonesas y que China necesita fomentar. Las dos naciones, como segunda y tercera consumidoras mundiales de petróleo, compiten por nuevas fuentes de energía, una disputa que se centra en los yacimientos de gas bajo las fronteras del mar de China Oriental.
La escalada militar es otra de las sombras que oscurece el futuro de Asia oriental. Los dos países están a punto de concretar visitas navales recíprocas, las primeras desde el final de la II Guerra Mundial. Pero Japón ha mostrado preocupación por el aumento del gasto militar chino. Incluso ha pedido a la UE que no levante el embargo de armas que impuso a Pekín en 1989. En Tokio esperan que Wen Jiabao manifieste el apoyo de China a las aspiraciones japonesas de ocupar un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Pero China, por su parte, ve con recelo los acuerdos militares de Japón con EEUU, Australia o la India.
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