La escena no es casual ni aislada. De hecho, se viene repitiendo desde el pasado diciembre, a razón de un domingo al mes, de la mano de la Barcelona Jazz Orquestra, una seductora big band que después de unos cuantos años en dique seco ha renacido de sus cenizas bajo el entusiasta liderazgo del joven trombonista de Terrassa Dani Alonso.

La propuesta está resultando de lo más afortunada y cada sesión está consiguiendo atraer a un número creciente de aficionados, ávidos de swing y de jazz y, también, deseosos de recuperar el espíritu de aquellas antiguas sesiones de baile los domingos por la tarde.

De todos ellos, qué duda cabe, los más entusiastas son los miembros de la BCNSwing, la Associació de Swing de Barcelona, que han encontrado en la propuesta de Alonso y su formación una de las escasísimas oportunidades de disfrutar y bailar con este tipo de música en directo. Así lo atestigua su masiva y, por encima de todo, entusiasta presencia en Apolo, hasta el punto que más de uno se ha vestido especialmente para la ocasión. La diversión está asegurada.

Cinco saxofonistas, cuatro trompetas y otros tantos trombones, piano, contrabajo, batería y percusión. Y la vibrante voz de la cantante Susana Sheimann. Todos ellos integran la renovada Barcelona Jazz Orquestra, que con su palpitante propuesta sonora está consiguiendo llenar de swing las tardes de los domingos en Apolo.

Pero la historia de esta formación no es nueva. De hecho, inició su andadura hace nada menos que una década, en 1996, bajo el liderazgo del vibrafonista y trombonista Oriol Bordas. Un brillante periodo, durante el cual la formación llegó a ofrecer más de 150 actuaciones por toda España y del que también quedó registro discográfico con el álbum September in the rain, grabado en 1999 junto al saxofonista Jesse Davis.

Poco tiempo después, Bordas abandonó el liderazgo de la formación y ésta permaneció en un estado de semiletargo hasta que Dani Alonso, uno de sus más estrechos colaboradores durante aquella primera etapa, decidió ponerla otra vez en marcha.

«De hecho, la orquesta nunca llegó a desaparecer del todo, ya que existía un compromiso con el Palau de la Música para ofrecer, cada año, una serie de actuaciones dentro de su ciclo de conciertos pedagógicos para colegios. Pero eso era todo», explica Dani Alonso.

No obstante, la inquietud entre los músicos por hacer algo más seguía latente. «Todos me insistían para que volviera a montarla.Hasta que al final me decidí», cuenta Alonso, que se animó a dar este paso en la primavera de 2005, en el marco del Festival de Jazz de Terrassa. A partir de ahí se inició un paulatino proceso de reestructuración que ha culminado, definitivamente, con esta primera temporada de conciertos en Apolo.

La formación, que emprende esta nueva etapa con renovadas energías y enorme rigor profesional, cuenta ahora entre sus filas con algunas de las figuras más destacadas de la escena jazzística catalana. Entre ellos, el pianista Ignasi Terraza; los saxofonistas Víctor de Diego, Joan Chamorro y Xavier Figuerola; el trompetista Juan de Diego o el contrabajista Manel Alvarez; junto a los cuales militan un puñado de jóvenes promesas de la escena jazzística catalana.

«Reunir gente con distintos niveles y tipos de experiencia es muy enriquecedor para la orquesta, porque cada uno aporta su personalidad individual y esto se traduce en una variedad de colores, en un cúmulo de energía», afirma Dani Alonso, que, a pesar de estos cambios, cree que la orquesta «sigue manteniendo el espíritu y el sonido de sus comienzos».

De hecho, el repertorio no ha cambiado. «Seguimos apostando por un sonido clásico de big band de los años 60, que es uno de los periodos más interesantes de la historia del jazz. Hacemos un repaso a los grandes clásicos, como Duke Ellington y Count Basie, y a partir de aquí vamos a buscar sonoridades más modernas, incluso cercanas al pop rock: temas de Ray Charles, de Stevie Wonders, hasta de Michael Jackson», enumera el director.

Detrás de todo ello se encuentra un más que ambicioso objetivo.«Nuestra voluntad es dotar a Barcelona de una formación orquestal que sirva de referente en el ámbito del jazz, al igual que existe la OBC en la música clásica. Y que este papel referencial lo consiga tanto por su calidad como por la amplitud de su repertorio», explica el músico.

La meta, no cabe duda, se la están labrando a pulso. De entrada, y después de un primer año de actividad, la Barcelona Jazz Orquestra ya tiene en agenda, para el pròximo verano, una gira de conciertos por diversos festivales de jazz de Francia en compañía del saxofonista Brad Leali, además de una actuación en la Costa Azul que significará su reencuentro con Jesse Davis. «Históricamente, Francia siempre ha sido una plaza muy importante para el jazz y el hecho de estar teniendo una cierta demanda allí nos ha animado mucho», reconoce Dani Alonso.

No obstante, el gran éxito de esta temporada está siendo su primer ciclo de conciertos de baile en la sala Apolo. Una oferta, según sus protagonistas, «muy necesaria para completar la oferta jazzística de Barcelona. Todas las grandes ciudades europeas tienen big bands que funcionan de manera continua y estable», apunta el músico que, de paso, también rescata la importancia de la vertiente más lúdica del género.

«Durante décadas, el jazz fue una música para bailar y pasárselo bien; fue posteriormente que se convirtió en una música más seria», afirma.

De ahí, pues, las actuaciones en Apolo, una experiencia que la Barcelona Jazz Orquestra ya había vivido en su anterior etapa, en 1998, a razón de un concierto por semana. «Entonces fuimos los primeros en traer bailes como el lindy hop a Barcelona y eso ayudó a crear afición. Recuerdo que cuando hicimos el primer concierto sólo bailaban los profesores y una pareja de alumnos», cuenta el músico.

La situación ahora es bien distinta y una tarde cualquiera de domingo las parejas no caben en la pista de Apolo. Los miembros de la asociación BCNSwing han acudido casi en pleno.

«Nos encanta esta música. Disfrutamos con ella y bailar no sólo resulta divertido, sino también terapéutico», explica Eulàlia, miembro de la asociación desde hace ocho años. «Yo llegué a esto precisamente a través de una persona de esta orquesta. Y la verdad es que fue toda una sorpresa para mí descubrir que esta música se podía bailar. Empecé a tomar clases de baile y aquí estoy», cuenta.

Eulàlia estrena esa tarde unos llamativos zapatos en blanco y negro, muy acordes con el espíritu de la época. «La estética es importante», ríe. El bullicio en la pista es grande y en medio del gentío es posible encontrar también alguna cara conocida.Como la de la cantante Rosa Zaragoza, que también se apunta con entusiasmo al baile.

«Creo que es un tipo de música que transmite una alegría sana y nada superficial. Esta es una música de raíz africana, que transmite unos sentimientos muy profundos. Es una música con espíritu», afirma la cantante, que confiesa que aún se encuentra en «periodo de aprendizaje».

Para Dani Alonso lo importante ahora es consolidar esta propuesta y regresar, en septiembre, con una nueva tanda de conciertos.De momento, quedan dos fechas dentro del presente curso, el próximo 22 de abril y el 27 de mayo, después de lo cual la orquesta iniciará su gira de verano. También está en cartera una grabación discográfica, para la cual se encuentran preparando nuevo repertorio, temas escritos especialmente para la formación y nuevos arreglos de los estándares de siempre. Habrá que oírlo.