El plan del jueves por la noche es ir al cine. Pero no para evadirse con la ficción, sino para enfrentarse a la realidad con El Documental del Mes. La cita cambia dependiendo del país, pero a ella acuden barceloneses, berlineses, vieneses o parisienses. Cientos de europeos ven los mismos documentales. Todo empezó en Amsterdam, donde no sólo se organiza el festival más importante a nivel mundial, sino que se impulsó una iniciativa que uniría a toda Europa. Gracias a la CinemaNet Europe, las salas de más de cien ciudades han abierto sus puertas al formato más real del séptimo arte: el documental.
La misión de esta red paneuropea consiste en facilitar a los ciudadanos el acceso a documentales, ya sea para adentrarse en la figura de Hergé, el dibujante del periodista belga más famoso (Tintin et moi de Anders .phi.stergaard), o para asistir a los problemas que encuentra un inmigrante hindú en Inglaterra (I for India de Sandhya Suri).
En España, es la productora Paral·lel 40 la que organiza El Documental del Mes; un caso atípico, ya que en la mayoría de países son institutos de cine o cultura (el equivalente al Icac o al Icic) quienes gestionan la iniciativa. Desde su nacimiento en 1996, Paral·lel 40 ha estado muy vinculada a la industria documental.Joan Gonzàlez -que forma parte del equipo fundador de 30 minuts- recuerda que cuando montó la productora no existía tradición documental en el país: «El panorama español era un desierto».Ahora, Barcelona se ha erigido como la capital del documental en el sur de Europa. «Ni Milán, Roma, Atenas, Madrid o Lisboa tienen el movimiento documental que hay aquí», sostiene el productor.«Aún no jugamos la Champions como Amsterdam, Londres o Berlín, pero todo llegará», añade convencido.
Sólo actualmente se está creando la tradición en el campo documental: productoras, televisiones, universidades, escuelas y directores coinciden en Barcelona. En opinión de Gonzàlez, se tiende hacia la normalización y España empieza a recuperarse de un retraso de 40 años. «Los documentales están estrechamente vinculados a la democracia», sostiene el productor. Toda dictadura sentencia la posibilidad de denuncia a través de una cámara. «Mientras en Dinamarca creaban su Instituto de Cine, aquí estábamos en la Guerra Civil», lamenta.
Hace una década, Paral·lel 40 también impulsó DOCS Barcelona, un encuentro entre profesionales del sector que este año se ha convertido en un festival internacional. El festival va en la misma línea que El Documental del Mes, su objetivo es «poner en contacto a la ciudadanía con los documentales, una alternativa de ocio igual que el teatro, la música o la ficción», explica Gonzàlez.
El Documental del Mes empezó en tres ciudades, una grande y dos pequeñas: Barcelona, Banyoles y Sant Just. A partir de ahí, se extendería por toda Cataluña. Ante la incertidumbre de si el proyecto funcionaría, en Paral·lel 40 se encontraron con la agradable sorpresa de que de toda Europa donde acudían más espectadores por sesión era en Cataluña. «Casi doblábamos Alemania», informa con una sonrisa. Aquí sólo se programa un único pase de cada película, con lo que los espectadores sólo tienen una oportunidad para verla.
En marzo, los cines Verdi trasladaron la iniciativa a Madrid y el objetivo de este año es extenderla al resto del Estado.Sin embargo, las ambiciones de Paral·lel 40 van más allá: quieren cruzar el charco hasta Chile y Uruguay: «Seremos como exploradores».Primero probarán en un cine de Santiago de Chile, después otro en Montevideo.
El panorama documental en Latinoamérica es aún incipiente, aunque se realizan trabajos «muy interesantes», indica Gonzàlez. «Las condiciones de trabajo son casi de guerrilla», afirma. América Latina es una mina para los documentalistas: hay muchas historias de la calle esperando a ser contadas. Y muchos europeos que esperan verlas.
