W. BARCELONA 64

1er CUARTO 2º CUARTO 3º CUARTO 4º CUARTO

21-18 17-14 10-12 19-10

MARTIN CARPENA. LLENO.

Arbitros: Pitsilkas, Bachar y Christodoulou Eliminados: Tusek, Berni Rodríguez y Basile.

MALAGA.- Tranquilo, con témpanos en las venas, Pepe Sánchez se acercó a la línea de 6,25, sonrió, enchufó un triple y dejó el reloj en siete segundos que acabaron de madrugada. Celebrando un viaje a Atenas, haciendo historia. El Unicaja jugará la Final Four por primera vez en su historia y lo ha hecho como le gusta: sufriendo, jugando con el marcador, perdiendo las esperanzas en los últimos minutos, apoyándose en su público y marcando la diferencia con la pizarra. El Barcelona no pudo sobrevivir al infierno que le tenían preparado en el Martín Carpena y golpeó con clase y buena defensa a un equipo que, huérfano de Santiago y sin referencias en la zona, supo buscarse la vida más y mejor que su rival. Ivanovic no supo exprimir a sus hombres altos y, si no llega a ser por el acierto desde lejos del aro de Vázquez, el partido no hubiera acabado colapsando corazones y regalando infartos. Tras una Copa y una Liga en dos años, el proyecto del Unicaja ha decidido subir un escalón más. Al Olimpo, a diferencia que al infierno, no se va por atajos.

En el descanso Ivanovic andaba algo mosca. Había tenido que pelearse con los árbitros y con la mesa del partido por una canasta que le sumaron al Unicaja y que nadie anotó. Además, el partido no estaba exactamente donde él esperaba. Un triple de Tusek había mandado el partido al descanso con seis puntos a favor del Unicaja.El primer cuarto había sido sólo un aperitivo para las defensas.Los locales tenían a Pietrus como sustituto de Santiago y el resto del equipo funcionaba a la perfección. Cabezas amarró en corto a Lakovic y a Navarro se lo repartieron entre Berni y Brown. La Bomba tardó siete minutos en anotar y el Unicaja había conseguido parar a la auténtica máquina de puntos blaugrana.Con tanta presión, hubo que recurrir a la calidad. Por un lado, Brown con el modo killer activado; al otro, Basile y su empeño por gustarse clavando canastas con un defensor tatuado en la cara. En números fue un empate técnico el primer cuarto, pero la inercia de un conjunto y otro eran muy distintas.

Scariolo había tejido una defensa curiosa de anticipación ante los movimientos de Basile, Navarro y Lakovic. Así que era frecuente ver a sus jugadores dándose órdenes y voces para sorprender a los rivales con algún movimiento inesperado, fruto de la colección de vídeos de Scariolo. Le costaba anotar demasiado al Barcelona, no estaba nada a gusto y su defensa, al límite como siempre, no era capaz de brindar excesivas opciones de jugada a su ataque algo lisiado. Con este panorama, el Unicaja decidió comenzar a despegar en el segundo cuarto. Triples, entradas a canastas y buenos movimientos en el aro rival le daban el aliento que perdía cuando Vázquez se encontraba a media distancia para lanzar.El gallego que mantuvo a los suyos a flote con seis puntos y le dio al emoción al partido. Con todo, 38-32 al descanso.

El siguiente periodo fue el de la desesperación. La intensidad que tenía el partido se truncó como por arte de magia y los dos equipos se dedicaron a fallar de lo lindo. Los locales, con más ritmo y mejores opciones en ataque no fueron capaces de encestar más que lo imprescindible y el Barcelona trataba de acercase en el marcador como una hormiguita. Hasta diez puntos tuvo de ventaja el Unicaja al comienzo del periodo y los tiró por la borda como si tal cosa. Acababa de tener al rival contra las cuerdas y sin ideas y la ineficacia les había relegado a un final de infarto.

Al final, el Carpena entero veía como los catalanes marchaban cinco arriba en el marcador. ¡Glup! Era el momento en el que los locales debían demostrar que no iban de farol y lo hicieron poniendo otra vez la igualdad en menos de un minutos gracias al todoterreno esloveno, Marco Tusek. Tres minutos, empate y a jugarse la Final Four en el ambiente más hostil que se recuerda en Málaga, ahí es nada. Intercambiaron canastas hasta que quedaba así como medio minuto para acabar. Lakovic suelta un triple, el balón vuela con ganas de entrar y da en el aro. Jiménez lo caza y balón para Pepe Sánchez. El triple del argentino dejó siete segundos para jugar a los tiros libres. Una ruleta rusa que ganó el Unicaja y que dejó escenas tan excéntricas como Lakovic fallando dos tiros libres.