ANGEL DIAZ
MADRID.-
Los huesos fosilizados de un Tiranosaurio Rex que habitó en los actuales Estados Unidos hace 68 millones de años se han conservado hasta nuestros días en un sorprendente buen estado, lo que ha permitido a los científicos identificar moléculas individuales de colágeno, una proteína que formó parte del tejido óseo del animal.
En teoría, los tejidos blandos de un fósil tan antiguo no deberían haber resistido tanto tiempo, aunque las más modernas técnicas de análisis acaban de confirmar lo que los descubridores del dinosaurio ya sospechaban desde que hace unos años: el fémur de este ejemplar ha mantenido desde el Cretácico una pequeña parte del colágeno que lo formaba.
El nuevo hallazgo, que se publica hoy en la revista Science, ha sido fruto del trabajo de la paleontóloga Mary Higby Schweitzer, quien descubrió el fósil en 2003 en el yacimiento de Hell Creek (Cala del Infierno), en Montana. Esta investigadora, perteneciente a la Universidad de Carolina del Norte, ya había observado el tejido del Tiranosaurio con un microscopio atómico y otro de electrones, y estaba convencida de encontrarse ante las proteínas producidas por una bestia del Cretácico.
Sin embargo, faltaba una prueba definitiva, por lo que Schweitzer llevó su minúsculo fragmento de tejido óseo al laboratorio de espectrometría de masas del centro médico Beth Israel Diaconess, en Boston. Allí, el equipo del doctor John Asara sometió el resto blando de dinosaurio a esta técnica, capaz de identificar los aminoácidos que forman una molécula por el modo en que ésta se descompone.
Tal y como se esperaba, el espectrómetro detectó la cadena de aminoácidos que constituye el colágeno 1, el principal componente orgánico de los huesos. Este procedimiento, que primero se usó con los tejidos de un avestruz actual y un mastodonte de hace entre 160.000 y 600.000 años, permitiría obtener cierta información genética de estas criaturas, algo impensable hace tan sólo unos años (excepto, claro está, en las películas de Steven Spielberg).
Los científicos buscaron colágeno porque es una molécula fácilmente reconocible y no puede ser fruto de una contaminación del fósil, ya que los microbios no la producen. «Así que identificar colágeno en el tejido blando indicaría que es original del T. Rex», señala Schweitzer. «El tejido contiene restos de moléculas producidas por el dinosaurio, aunque muy alteradas».
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