PEDRO BLASCO
Puede parecer una casualidad, pero hay veces que parece estar hecho a idea. Ayer, el candidato Rafael Simancas presentó el plan de rehabitación de viviendas para la Comunidad de Madrid entre un olor insoportable. No estaba en Valdemingómez, ni en una depuradora. Dirigía la palabra a los presentes desde la Plaza del Cine, en el Vallecas que rehabilitaron los socialistas después de la muerte de Franco. Mientras Simancas y el resto de oradores pronunciaban sus palabras un trabajador removía el estiercol para abonar los jardines del parque. El olor era muy desagradable. Hace unas semanas el candidato socialista no pudo dar una rueda de prensa en la Maternidad y la tuvo que dar sentado en el suelo. Y este incidente no era la primera vez que sucedía.
Ayer, volvió un personaje importante para el Madrid de los años 80: Eduardo Mangada, impulsor de la construcción de miles de viviendas para sustituir a las 25.000 chabolas en las que malvivían cientos de personas. A Mangada, arquitecto proveniente del PCE y consejero de Urbanismo y Transportes, siempre se le ha culpado de los atascos que sufrió Madrid en aquellos años por su maldita frase en el Plan General de la ciudad en la que se decía: Madrid no va a crecer más. No acertó y en la región se montaba la muldial tanto en las carreteras como en los trenes. Posteriormente, el Plan Felipe y el consejero Julián Revenga solucionaron el colapso y el retraso en la falta de inversiones. A pesar de todo, el discurso de Mangada, siempre crítico, alertó de los peligros del capitalismo y de la burbuja inmobiliaria. Llamó a los barrios de Sanchinarro o Las Tablas «vertederos de viviendas» y se despachó a gusto contra la especulación inmobiliaria y las 800.000 viviendas que se construyen cada año en España.
También intervino el polémico Miguel Angel Pascual, que citó a García Márquez con más nostalgia que mirada al futuro.
Rafael Simancas ofreció continuar la rehabilitación que cambió Vallecas y una transformación urbana para mejorar las condiciones de vida de cerca de 500.000 personas que viven hoy día en condiciones deplorables.
Dentro de la Ley de Garantías al Acceso a la Vivienda destinará un presupuesto de 538 millones de euros al año a rehabilitar las 187.000 infraviviendas que aún tiene la Comunidad de Madrid.
Para ello creará la Agencia Regional para la Renovación Urbana que garantizará que los edificios tengan los criterios bioclimáticos y de eficiencia energética. El objetivo de Simancas es que al terminar la próxima legislatura no haya chabolas en la región.
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