La apertura de la IV Jornada sobre Calidad y Seguridad en el Recambio corrió a cargo de José María Pujol Artigas, presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Equipos y Componentes para Automoción (Sernauto). Desde la perspectiva de la experiencia llamó a los participantes en el evento a actuar de consuno para avanzar con garantías de éxito en un mercado globalizado como el actual.

No obstante, manifestó su confianza en un sector que, sólo en España, genera una facturación de 5.000 millones de euros, da empleo a 45.000 personas y debe atender las necesidades de más de 22 millones de vehículos.

Señaló a continuación que el sector de los fabricantes de componentes debe hacer frente a difíciles retos, como la aparente falta de guía de algunos de sus clientes, que «avanzan como una locomotora que ha perdido el norte» llevando a la catástrofe a todo el convoy que arrastran.

Agregó que algunas de estas empresas han intentado buscar la solución a su crisis «imponiendo dudosas políticas de compra», que los fabricantes de componentes «tuvieron que aceptar, pero que sólo alargó la agonía» de los enfermos.

Centrándose ya en el tema central de la jornada, Pujol Artigas indicó que hay que garantizar a los usuarios del automóvil la seguridad del recambio. Recordó, además, que el peligro viene de Asia, donde se están produciendo piezas de escasa calidad.

«No soy partidario de poner barreras», aseguró, «pero sí de obligarles a respetar las reglas del juego que los demás sí observamos. China no respeta nada».

Añadió como colofón que para hacer frente a estos actores tan sólo quedan dos vías, por una parte el liderazgo tecnológico y, por otra, «que el sector una sus fuerzas y actúe unido. Hay que soñar, tener altura de miras, pero mantener los pies bien pegados al suelo», concluyó el presidente de Sernauto.

En la misma línea se manifestó David Martínez, presidente de la Comisión de Recambios de Sernauto, quien abogó además por que los Veintisiete armonicen sus criterios de admisión de piezas, para que no haya «países coladero» por los que se pueda inundar la Unión Europea de piezas de recambio de baja calidad y para combatir la piratería comercial de ciertos países asiáticos.

Fernández también se mostró partidario de que los fabricantes de componentes se hagan cargo de la recuperación de las piezas que fabrican, para evitar que puedan dañar el medio ambiente. Eso sí, exigió que cada constructor marque cada pieza, de forma que en caso de incumplimiento de este compromiso, pueda ser establecida su responsabilidad.

El problema no es baladí, ya que cada año se generan 450.000 toneladas de piezas cambiadas, muchas de las cuales aún podrían ser reutilizadas tras ser tratadas en fábrica.

Sin embargo, como ya se sabe, el mundo no es perfecto y aunque los actores involucrados en este sector del recambio mostraron su disposición a involucrarse en la recuperación de piezas, no siempre compartieron las soluciones.

Lo que sí quedó claro es que, por el momento, son los talleres quienes deben lidiar con la parte más desagradables de la recuperación: retirar, seleccionar y almacenar las piezas hasta que la entidad encargada de su refabricación se haga cargo de ellas.

Los presidentes de Conepa -Ramón Marcos- y de Cetraa -Francesc Faura-, las dos patronales del sector, así lo señalaron. «Los talleres soportan un sobrecoste, que luego deben trasladar al cliente, con lo que ello supone».

Los fabricantes de vehículos -representados por Carlos Mataix, director técnico de la asociación de constructores, y Víctor García Alía, director general de la de los importadores de vehículos - expresaron su conformidad con la recuperación, que permite reducir costes y preservar el medio ambiente.

Juan Martínez Sánchez, subdirector general de Prevención de Residuos del Ministerio de Medio Ambiente, recordó que es necesaria la contribución de todos para hacer frente a esta cuestión.