J. C.
No sólo la totalidad de la clase política argelina condenó sin ambages los atentados del miércoles, incluidos los partidos islamistas moderados. El fundador de los Grupos Salafistas por la Predicación y el Combate (GSPC), Hasan Hatab, en declaraciones que recoge Echuruk, criticó la acción de sus antiguos compañeros de armas por su sumisión a la táctica devastadora de Al Qaeda. Hatab, que vive actualmente clandestino en la región de Cabilia y fue apartado de la dirección de la organización en 2005, se opone a esta influencia «sobre un grupo que hasta el momento ha rechazado atacar a la población civil», privilegiando objetivos militares y policiales.
Los GSPC, la actual Al Qaeda en el Magreb Islámico, que a través de un comunicado aparecido en un sitio web se ha atribuido los atentados suicidas del miércoles, surgieron en 1998 de una escisión de los Grupos Islámicos Armados que no estaba dispuesta a aceptar su estrategia de «guerra total contra el Estado». En virtud de ésta, todo aquel que no colaborase de manera activa con ellos era susceptible de ser asesinado: en este marco se perpetuaron las mayores matanzas a civiles de la década de los 90.
A finales de ese decenio, ningún espacio público quedaba al margen de ser objetivo de la actividad armada integrista: las bombas estallaban en mercados, aeropuertos, autobuses o universidades, generando un pánico que Al Qaeda ha hecho revivir esta semana en la piel de los ciudadanos de la capital.
Todos los medios de comunicación argelinos son unánimes al sostener que las explosiones del miércoles -que han echado un jarro de agua fría a la política de «reconciliación nacional» con los islamistas armados promovida por el ejecutivo de Buteflika- aparecen como una contundente respuesta a la enorme operación que, desde el 23 de marzo, mantiene el Ejército en una zona montañosa de la provincia de Beyaia, con objeto de acabar con un notable contingente de islamistas. Estos, aseguran distintas fuentes, se habrían dado cita para celebrar una importante reunión en la que definir una nueva estrategia que afectaría a toda la región del Magreb. Varios jefes de zona terroristas habrían perecido en estos combates.
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