GUSTAVO DE ARISTEGUI
Los atentados de Casablanca y Argel confirman un cambio radical en la estrategia de Al Qaeda, que está reestructurando sus tres redes principales y reforzando la primera, la que depende directamente de ellos tanto jerárquica como operativamente y con la que cometieron los atentados del 11-S. Esta red se vio afectada por los éxitos policiales y de Inteligencia, pero sobre todo como consecuencia de la caída del régimen talibán. Casi todos los que dicen ser expertos en terrorismo yihadista, que indefectiblemente llaman internacional, aseguran que Al Qaeda es una red de filiales y redes autónomas; esto sólo es cierto en lo que se refiere a su segunda red, formada por organizaciones creadas o inspiradas por la red principal. Éste es el caso de grupos terroristas como Abu Sayyaf en Filipinas, el Grupo Islámico Libio de Combate o el Grupo Islámico Marroquí de Combate, entre otros. Durante los últimos años éstas han sido las redes y organizaciones más activas del terrorismo yihadista en el mundo.
El Grupo Salafista de Predicación y Combate (GSPC), que era el ejemplo más paradigmático de esta categoría, surgió como una escisión auspiciada por Al Qaeda del GIA argelino. El GSPC fue un monstruoso protagonista de los años 90, lo más duros del terror en Argelia, cuando se calculaba que sólo en la región de Argel podía haber hasta 25.000 terroristas. Hoy se cree que hay entre 800 y 1.000 en todo el país. El GSPC, que nació como un grupo esencialmente argelino, pronto atrajo a terroristas yihadistas de todas las nacionalidades, por su eficacia y carácter sanguinario, y empezó a establecerse de manera sólida en Europa, de hecho es probable que sea la organización terrorista mejor implantada en nuestro Continente.
La tercera red es el Frente Islámico Mundial, formalizado el 23 de febrero de 1998, y que incluye a centenares de yihadistas y a decenas de organizaciones, todas ellas más antiguas que la propia Al Qaeda y que esta última desea controlar o coordinar para absorberlas como hizo con la Yihad Islámica egipcia. Hay también yihadistas que, sin formar parte de ninguna red de Al Qaeda, siguen sus consignas y se dicen inspirados por su ideología.
Desde hace meses Al Qaeda ha decidido reforzar su propia red, para coordinar y dirigir mejor su actividad terrorista, pues hasta ahora buena parte de los terroristas yihadistas del mundo seguían las consigna de Al Qaeda por sus comunicados o por las instrucciones que envían por internet, casi siempre en páginas protegidas por códigos de acceso y que cierran y sustituyen con frecuencia. Para dar un impulso definitivo a esta nueva estrategia, Al Qaeda ha decidido incorporar a su primera red al GSPC, cambiándole el nombre a Al Qaeda en el Magreb Islámico, responsable de los atentados de Marruecos y Argelia.
Al Qaeda ha marcado sus objetivos prioritarios: todos los gobiernos del mundo islámico, Occidente en general y EEUU, Israel y Europa en particular; no olvidemos que el número dos de la red de Bin Laden, Ayman Zawahiri declaraba en su libro Los caballeros a la sombra del estandarte del Profeta que Europa sería el nuevo campo de batalla de la yihad (en su sentido de guerra santa) global y total. Sería además verdaderamente irresponsable obviar el hecho de que para el islamismo radical y para el terrorismo yihadista, España tiene una muy especial simbología, y en su último comunicado queda muy claro, pues vuelven a anunciar que no pararán hasta «recuperar toda la tierra islámica desde Jerusalén hasta Al Andalus».
La propia Al Qaeda ha decidido controlar de manera directa el terrorismo contra «los apóstatas y sus amos cruzados». Este terrorismo yihadista podría llegar a ser más eficaz y todavía más brutal que hasta ahora. Ante tanta evidencia de los graves riesgos que corren Europa y España, espero que los irresponsables que se niegan a aceptar la seriedad de esta amenaza se la tomen en serio.
Gustavo de Arístegui es diplomático y portavoz de Exteriores del PP en el Congreso.
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