La independencia siempre fue mi deseo; la dependencia siempre fue mi destino (Paul Verlaine)
CATALUNYA
Crímenes de segunda que quedan impunes
BARCELONA.- Mechelle no es el único indigente cuya muerte violenta queda impune. En la Nochebuena de 2002, Samuel Yaw, un mendigo de origen ghanés que dormía en la plaza Valldonzella de Barcelona murió envuelto en llamas después de que alguien le rociara con combustible y luego le prendiera fuego con un encendedor. Por aquel crimen, fue detenido y procesado un joven, Crisanto N., que tras un tiempo en prisión provisional fue absuelto de toda responsabilidad en los hechos. Ni los testigos pudieron dar pistas de lo sucedido ni la investigación pudo arrojar luz al drama de Samuel Yaw. Otros indigentes habían presenciado el crimen, pero no pudieron dar razón de quien ni cómo había perpetrado los hechos. Una muerte impune que se añade a la de Mechelle.