El tribunal popular de la Audiencia de Barcelona ha absuelto al indigente acusado de matar a otro mendigo en las inmediaciones de la estación de Sants de Barcelona. El motivo, la falta de pruebas.
Esta circunstancia no fue óbice para que la justicia lo arrastrara a la cárcel, donde Víctor Hugo M.M. ingresó de manera provisional y permaneció durante un año y medio a la espera del juicio que finalmente ha demostrado su inocencia.
Antes, el procesado se enfrentó a una petición de 20 años de prisión, por su presunta relación con la muerte de un cuidadano libanés que también se encontraba en la indigencia y al que conocía.
El abogado de Víctor Hugo, Javier Rodrigálvarez, señalaba ayer que el veredicto del jurado no ha hecho más que corroborar algo «evidente», la falta de pruebas contra él.
Lo más grave para el letrado del procesado, en cualquier caso, es que la falta de consistencia de los indicios que presuntamente incriminaban a Víctor Hugo se podría haber detectado antes si no se hubiera realizado «una investigación de segunda», en alusión a la condición de indigente del acusado.
Al conocer el veredicto del tribunal del jurado de la Audiencia de Barcelona, el acusado rompió a llorar. Ayer mismo, tras reingresar en el Centro Penitenciario de Hombres de Barcelona para ultimar los trámites de su libertad, abandonó el encierro para reanudar su vida, explicaron fuentes jurídicas.
Víctor Hugo, en este sentido, no descarta emprender acciones legales por un funcionamiento anormal de la justicia, según su abogado.
La Fiscalía atribuyó al procesado la responsabilidad por la muerte de Mechelle H., un indigente de origen libanés, que antes de perder la vida señaló con el dedo al procesado ante diversos testigos. Yacía ya herido de muerte en el suelo, y aunque no articuló palabra, esa indicación fue considerada la prueba de cargo que incriminó a Víctor Hugo.
Los hechos sucedieron el 7 de octubre de 2005, y procesado y víctima se conocían e incluso habían tenido alguna discusión de las muchas que se producían entre los indigentes que merodeaban por la estación de Sants de Barcelona, donde muchos duermen.Una semana antes de morir, Mechelle había tenido otro incidente con un mendigo al que había acabado apuñalando en la pierna.
El acusado siempre explicó que se acercó a la víctima al verla en el suelo, ya que horas antes lo había visto ebrio y creía que había tomado muchos tranquilizantes. En aquel encuentro previo, la víctima le pidió dinero para un bocadillo, pero Víctor Hugo se negó a ayudarle.
Cuando volvió a toparse con él, el libanés ya había recibido las cuatro puñaladas mortales y estaba tendido en el suelo y rodeado de gente y de vigilantes de seguridad. Según Víctor Hugo, el gesto de la víctima fue para pedirle ayuda «porque le conocía».
El veredicto absolutorio fue aprobado por siete votos a favor y dos en contra, y el magistrado presidente del tribunal del jurado ordenó inmediatamente después de conocer la decisión, la libertad del procesado.