ENCARNA JIMÉNEZ
El mundo de la medicina, y sobre todo el de la cirugía hospitalaria, tiene un tirón casi invencible en la pequeña pantalla. Si descontamos todo lo que atañe a los «cambios radicales» que están haciendo de la locura estética un granero sin límites para las clínicas que arreglan defectos, clonan narices y devuelven la vista, las series con escenarios de bata blanca y quirófano están siendo el salvavidas de varias cadenas generalistas y de pago. Todo a costa de convertir a los médicos en «bombas» sexuales y paradigma de conflictos sentimentales.
Bien lo saben Cuatro y Telecinco. En esta semana, House y Anatomía de Grey han subido la temperatura con líos de cama, alusiones a la masturbación, iniciación sexual de adolescentes y un largo etcétera de situaciones más cómicas que dramáticas.
Los seguidores del doctor House que congenian con su carácter inconformista han visto esta semana multitud de casos en los que priva el lado cómico y la «vis» sexual y sentimental de sus protagonistas. Y hablamos de un mínimo de seis horas en las que las investigaciones del equipo del hospital se muestran en Fox y Cuatro. Si lo extendemos a Anatomía de Grey, nos encontramos con 40 historias en las que el mito de los juegos de médicos y enfermeras incluidos clientes de la sanidad, suponen un verdadero aluvión de sexo en todas sus manifestaciones y variantes. Sería tan largo citar las variaciones de sexo, color, estado civil y edad del panorama presentado por las series médicas que más vale dejarlo en que la televisión es un vademécum de las relaciones interpersonales merced a su amplio repertorio en el mundo de la ficción dramática.
Hospital Central es el ideal para los que prefieren la materia prima española en el asunto carnal, porque en lo referente a guiones, son deudores de sus inspiradores norteamericanos. Si siguen la moda, las enfermedades cada vez son más complicadas y difíciles de diagnosticar, pero los temas básicos de la relación paciente-enfermo y cirujano-médico residente son fáciles de prever.
Hasta en el campo de la información rosa hemos tenido al doctor Abril como sujeto digno de comentarios y biografías en los últimos días. Pero no nos faltan cientos de ejemplos para concluir que la ginecología, el amor y la buena presencia pasan por los quirófanos.
No es extraño que la clínica Baviera haya salido a Bolsa y que se hable de la operación de miopía del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, casi tanto como de los viajes y omnipresencia de Teresa Fernández de la Vega como viceministra que hace más horas que un médico de guardia. Todo el mundo sueña con encontrarse con un equipo sanitario que nos resuelva los problemas en los que no falte la profesionalidad, la belleza, la dedicación exclusiva y el «morbo» de sus sentimientos . Si la población está tan colgada de los médicos, es lógico que pidan subidas de sueldo. Lo que no pueden esperar es que el novio se lo pague la Seguridad Social.
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