La gente viene con ganas de marcha después del frío y lluvioso paréntesis de Semana Santa. En Valencia, las grandes marcas, de Vuitton a Prada, o los mallorquines de Cronomar, patrocinadores de la regata Breitling, tienen cita para celebrar fiestas a lo grande al amparo de la Copa América.
Se ve que España va bien, pero ahora lo dicen los empresarios, no los políticos.
Los italianos de Ferragamo han pasado por Madrid para presentar su exquisita colección de bolsos y zapatos. Jimmy Choo también abrió sus puertas en la Milla de Oro para dar a conocer su oferta de lujo para el próximo invierno.
Pero los españoles no se quedan atrás. Los canarios de Gran Canaria, con la consejera de Industria y Comercio, Cristina Reyes, al frente, han hecho un desembarco muy sonado en Madrid para anunciar la próxima Pasarela de Moda Cálida el 5 de mayo. Top models internacionales,de Bar Raffaeli a las hermanas Artiles, Eugenia Silva, Marta Español y Andrés Velencoso. Diseñadores de prestigio de la talla de Andrés Sardá, La Perla o TCN. El apoyo de amigos como Modesto Lomba, Agatha Ruiz de la Prada, Jesús del Pozo o Torretta. Y presupuesto de lujo para vender las excelencias turísticas de Gran Canaria a los invitados internacionales.
Pero la consejera no da ni una cifra de lo que producen y venden, en realidad, esos diseñadores canarios por los que el Cabildo gobernado por el PP va a apostar fuerte. La Pasarela se celebra antes de las próximas elecciones y tendrá un gran eco mediático. La consejera dice que es pura coincidencia.
En la Semana Santa de Lisboa, han apostado por la cultura. Había colas en la Fundación Gulbenkian para ver la exposición de Cartier. Calouste Gulbenkian coleccionaba belleza y arte. Compraba y encargaba joyas para su mujer, objetos exquisitos para su despacho y gemelos o botones a Louis Cartier, como ya había hecho también anteriormente con René Lalique o Fabergé.
La exposición de Lisboa abarca piezas creadas por los míticos joyeros de la rue de la Paix desde 1899 a finales de los años 40, preludio del estilo Art Déco y otras tendencias de vanguardia que hoy las hacen inmortales.
Los empresarios como Gulbekian eran cultos, filántropos y coleccionistas. Adquirían piezas de arte para disfrutarlas y legarlas después a la Humanidad. En el polo opuesto, Juan Antonio Roca compraba obras de Miró con dinero que huele a podrido para colgarlas en el cuarto de baño y mirarlas con indiferencia mientras estaba sentado haciendo sus cosas.
Hablando de Marbella, las cosas van encontrando su sitio. El mítico Incosol, creado por el yerno de Franco para una sociedad que empezaba a cuidarse en sus ratos de ocio sin saber que estaba inaugurando la moda de los spa, cambia de dueño. José Antonio López Esteras, propietario del Monasterio y del Duques de Medinaceli, hoteles de lujo en el Puerto de Santa María, del Berlín Hoppegarten y otro en Almadén, enclavado en la mismísima plaza de toros, piensa conservar ese ambiente de cuidados y salud, muy alejado de la clínica tradicional, que ha seducido a clientes fieles como Juan Abelló, Zinedine Zidane, Juan José Hidalgo o la cantante Rosa. La intimidad es la norma. Por eso, una de las últimas escapadas desconocidas de Isabel Pantoja y Julián Muñoz antes de que el ex alcalde ingresara en prisión fue una estancia con nombres supuestos en la habitación 312 del Incosol. Y de Incosol a Alhaurín de la Torre. Casi nada.