SERGIO LEVINSKY. Especial para EL MUNDO
BUENOS AIRES.-
En la semana del clásico ante el River Plate en el Torneo Clausura, tres jugadores de la plantilla de Boca Juniors visitaron a los seis miembros de la barra brava encarcelados por un enfrentamiento con seguidores de Chacarita Juniors en 1999, lo que ha generado un escándalo que llevó a la destitución del director del módulo penal por orden del ministro de Justicia, Alberto Iribarne.
En un movimiento que parece calculado para que salte antes del esperado derbi en La Bombonera, el pasado miércoles, tres integrantes de la plantilla de Boca (entre los que destacan Palermo y Rodrigo Palacio) pasaron los controles del penal de Ezeiza para visitar a seis miembros de barra brava, a los que llevaron ropa y zapatillas de La Doce (como se conoce a los violentos de Boca) y con los que estuvieron durante 40 minutos.
El encuentro en el penal fue organizado por una persona relacionada con el club, Omar Buchacra, sobre quien pesa una solicitud de expulsión de recintos deportivos por una agresión a dos entrenadores del equipo de juveniles. Durante la visita, los jugadores conversaron larga y distendidamente con los guardianes. Los visitantes llevaron al penal dos televisores de plasma para que los seis miembros de barra brava en prisión puedan seguir cómodamente el derbi del domingo.
El ministro de Justicia ordenó al titular del Servicio Penitenciario Federal, Hugo Sosa, que suspendiera las visitas especiales (las que no ocurren en martes o sábado). Los jugadores citados negaron sistemáticamente su presencia en el penal, incluso a pesar de que sus firmas aparecen en la mesa de entrada.
El presidente de Boca Juniors, Mauricio Macri (candidato a la alcaldía de Buenos Aires), se mostró molesto por lo ocurrido, aunque se manifestó resignado: «Esta visita pertenece al ámbito privado y aunque incluso me perjudica políticamente en un año electoral, nada puedo hacer».
Aunque hace semanas que todo el papel está vendido para el derbi, miembros de los grupos radiales de Boca y River disponen de centenares de entradas para la reventa. En los grupos ultras de ambos equipos se suceden estos días luchas internas de poder con motivo del control de esas entradas.
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