Pero la tregua no implica que la paz haya llegado a la mayor agencia de lucha contra la pobreza del mundo, que da empleo a 26.000 personas y otorga créditos por 15.000 millones de euros anuales. Porque, el pasado jueves por la noche, el portavoz en funciones de la Casa Blanca, Tony Fratto -el titular, Tony Snow, está enfermo de cáncer-, había declarado que «por supuesto, Paul Wolfowitz tiene nuestro apoyo total». Justo al mismo tiempo, el subsecretario del Tesoro de EEUU para Asuntos Internacionales, Timothy Adams, decía lo contrario: «Hay un mecanismo en marcha, y voy a dejar que ese mecanismo funcione en vez de meterme en el medio». El candidato demócrata a la presidencia, John Edwards, pidió ayer la dimisión de Wolfowitz y el comisario europeo de Economía, Joaquín Almunia, se refirió a la situación como «un escándalo aparente».

El «mecanismo» al que Adams se refería se ha traducido en una reunión maratoniana el jueves en la que los miembros del consejo de administración del Banco analizaron el trato de favor que Wolfowitz ha dado a Riza y las posibles medidas que se podrían adoptar. Según The Washington Post, los asistentes a esa reunión pidieron a la vicepresidenta para Asuntos Jurídicos del Banco, la ex ministra de Exteriores española, Ana Palacio, que abandonase la reunión durante sus deliberaciones. Palacio llegó al Banco Mundial en sustitución del peruano Roberto Dañino, que dimitió por su desacuerdo con el trato que estaba recibiendo Riza.

El consejo colgó ayer en la web del Banco, a la que sólo tienen acceso los funcionarios, cientos de páginas sobre sus investigaciones. Y éstas no eran en absoluto favorables para Wolfowitz. Los consejeros -que son nombrados por los gobiernos accionistas del Banco- confirmaban que Wolfowitz sólo había buscado «un consejo informal del Comité de Ética del Banco» sobre la política laboral con respecto a Riza, y que había «enviado un memorando» al responsable de Recursos Humanos, el español Xavier Coll «ordenándole llegar a un acuerdo con esa funcionaria [Riza] y especificando los términos». Esos mismos documentos recogen declaraciones de Riza en las que se califica a sí misma como «una víctima».