Juan Antonio Olarra Guridi, alias Jokin, al que la Policía considera sucesor de Javier García Gaztelu, Txapote, al frente del aparato militar de ETA, se sometió ayer en la Audiencia Nacional a su primer juicio por asesinato consumado tras su entrega temporal a España.
Olarra, de 39 años, sólo abrió la boca para decir, en euskara, que no iba a contestar «porque este Tribunal no tiene ninguna legitimación para juzgar a militantes vascos». No obstante, el ex dirigente de ETA permaneció atento al desarrollo de la vista y mantuvo una actitud respetuosa.
Detenido en Francia en febrero de 2002, Jokin fue condenado por la Justicia gala a 10 años de prisión. El pasado julio fue entregado a España, donde se enfrenta a 13 causas penales. El lunes de esta misma semana fue juzgado por facilitar los datos para un atentado frustrado cometido en Sevilla contra un militar, que salvó la vida al percatarse de que tenía un artefacto explosivo adosado a los bajos del coche.
El juicio de ayer permitió a Olarra volver a ver a su antiguo colaborador Valentín Lasarte después de 13 años. Nada más ser liberado de las esposas, Lasarte levantó la mano y dirigió una sonrisa a Jokin, de quien se despidió guiñándole un ojo.
Fueron los únicos saludos afectuosos que recibió Olarra, que de vez en cuando volvía la mirada a la bancada del público en busca de un rostro amigo. Ocupada en exclusiva por policías y periodistas, no lo encontró.
Lasarte intentó echarle un cable a costa de endosar la culpa a un muerto (José María Iguerategui, alias Ijitu, compañero de Olarra en el comando Donosti, fallecido en marzo de 1994 al estallarle la bomba que transportaba) y a costa de contradecir las declaraciones policiales y judiciales que prestó tras su detención, en 1996.
Lasarte confesó en aquel momento que Olarra e Iguerategui le manifestaron que ambos habían sido los autores del atentado que costó la vida al funcionario de la prisión de Martutene (San Sebastián) José Ramón Domínguez Burillo.
Cubiertos con pasamontañas, dos terroristas esperaron a que la víctima saliera de su casa sobre las 8.00 horas del 22 de enero de 1993. Le descerrajaron dos tiros a bocajarro en la sien y en el cuello, lo que determinó su fallecimiento inmediato.
- Iguerategui me dijo que la acción la había hecho él, dijo ayer Lasarte.
- Pero usted declaró en 1996 que fueron Olarra e Iguerategui los que se lo dijeron, le recordó la fiscal, que pide para Jokin 30 años de cárcel.
- No está bien recogido. Me lo dijo sólo José Mari.
Resultó trascendente el testimonio, introducido por la fiscal a última hora, de un antiguo colaborador del comando Donosti, actualmente en tercer grado penitenciario, que declaró que Olarra le manifestó que el atentado contra José Ramón Domínguez lo llevaron a cabo él e Iguerategui, y no otro talde (grupo) del Donosti que se lo estaba atribuyendo. «Un día, después de una cena, Olarra me preguntó 'aquéllos [los del otro talde] ¿qué te dicen? Porque eso lo hemos hecho nosotros'».