Sábado, 14 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6327.
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Música
Los Planetas se ponen flamencos
El grupo granadino presenta en La Riviera su incursión en el arte andaluz
DARIO PRIETO

Siempre pienso que me han engañado...».

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Al igual que le sucede al narrador de La caja del diablo, uno de los temas más conocidos de Los Planetas, la perspectiva de un concierto del grupo granadino genera opiniones encontradas. Por un lado, las clásicas críticas de que a J, el cantante, no se le entiende un pimiento, que si aquello suena a demonios en algunos momentos, que si otra vez la historia de siempre, que si vaya timo... Y, al final, quienes más meten caña a la banda son los primeros que se compran la entrada.

Así, se producen escenas como la de ayer: un concierto extra en La Riviera que se tuvo que montar después de que se agotasen en pocos días las entradas para su actuación de hoy. Ésta era, en principio, la única fecha en Madrid de la gira de presentación de La leyenda del espacio, su nuevo disco.

«Pero ahora siento / una sensación intensa entre los oídos...».

Así que tras una introducción, así por las bravas, consistente en la práctica totalidad de los temas de La leyenda del espacio (incluso con proyecciones de taconeos, de Macarenas y de catedrales del sur, con algún que otro popero arrancándose por fandangos verdiales y granaínas como nunca había hecho en su vida) llegó el momento del karaoke colectivo: Corrientes circulares en el tiempo, David y Claudia, Un buen día y Segundo premio, casi tan flamenca como las canciones de la introducción. Fue un concierto tirando a calmado, incluso jacoso, en el que los que querían bailar se quedaron con las ganas de más temas que Devuélveme la pasta y De viaje. Hasta los propios Planetas tuvieron que saltarse temas como el citado La caja del diablo para ajustarse al tiempo que imponía la sala. Un escaso bis con Pesadilla en el Parque de Atracciones y La Copa de Europa, único momento en el que Erik se pudo lucir bajo el palio que le cobijaba, sirvió de despedida al concierto.

«Cuando vuelvo la mirada / no está ella / ya no hay nada».

Y así se acaba la experiencia planetera en Madrid, a la espera de la actuación de hoy.

Queda por ver cómo funcionará en el mercado el séptimo álbum de estudio del grupo, si su experimento flamenco será tan bien acogido entre el público como sus anteriores trabajos. Unos discos que, sin coronar las listas de ventas, les elevaron como la encarnación indie más exitosa, duradera y querida por la crítica y el público.

Sin embargo, los propios Planetas no lo tienen tan claro. En una entrevista concedida hace pocos días en Madrid, J se cuestionaba el tinglado montado a su alrededor: «A cualquier trabajador tienen que indemnizarlo en el momento que lo despiden y se puede ir siempre que quiera. Pero a los músicos no. Tienen que cumplir sus contratos y, si se van, tienen que pagar».

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