Sábado, 14 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6327.
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Un país violento y estúpido
LEOPOLDO ALAS

Una Norteamérica así sólo podía esperar la victoria de un presidente como Bush. La película Alpha Dog de Nick Cassavetes, hijo del gran director John Cassavetes y la formidable actriz Gena Rowlands, cuenta hechos reales ocurridos en 1999. Está basada en la vida de Jesse James Hollywood, un traficante de drogas que se convirtió en el hombre más joven de la lista de los más buscados del FBI. Cuando el violento y exaltado Jake (Ben Foster) no se presenta con el dinero que debe a Johnny Truelove (Emile Hirsch), se desencadena una batalla por el poder que se resuelve con el impulsivo secuestro de Zack (Anton Yelchin), el hermano pequeño de Jake, por parte de Johnny y su banda. De camino a Palm Springs, el grupo decide quedarse como rehén con el chico, que empieza a participar en las juergas de esos chavales descerebrados al cuidado de Frankie (Justin Timberlake), un carismático amigo de Johnny. Sin padres a la vista, en una de esas casas ajardinadas propias de una sociedad acomodada, pero hueca y nauseabunda, Zack vive una fantasía estival con marihuana, alcohol y chicas. Tiene 15 años y su primera experiencia sexual en la piscina, con dos jovencitas rubias que se desnudan con él, sólo podía ser como el juego de la gallina ciega. Es la aventura iniciática de un inocente. Como en la vida, todo parece intrascendente y reversible hasta que se convierte en una tragedia. Y como la mayoría de las tragedias, podría haberse evitado. La línea divisoria se borra: al otro lado de la simple estupidez, aguardan el mal y el horror. Está insuperable Sharon Stone en el papel de la madre del chico. Sus primeros planos al final de la película, avejentada, gorda y destruida, son realmente antológicos. Y Bruce Willis como el padre del canalla de Johnny construye con maestría un tipo físico y psicológico lejano a todas las interpretaciones que ha hecho en su vida. En la historia que nos cuenta el joven Cassavetes, los padres están muy cerca de los hijos, son tan estúpidos como ellos: malos criadores de chicos malcriados. Todos provocan y todos pagan las consecuencias de una forma de vivir sin rumbo, en un hedonismo necio, entre excesos, entre la estupidez y la violencia. Son sexistas, machistas, homófobos y orgullosamente ignorantes. La película se proyecta sólo doblada y en cines poco céntricos, salvo el Acteón. Es un fresco despiadado de EEUU y por eso la castigan. Muestra por qué han llegado adonde están y dónde quieren llevarnos. No se la pierdan.

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