Aquí lo habitual es moverse por el mismo sitio. Llegar hasta la Cabrera y ascender a la base del pico de la Miel. Total, poco menos de media hora de arisca subida. La mayoría de quienes lo hacen son escaladores, así que se quedan aquí, dedicándose a trepar alguno de los más de 50 itinerarios que tiene la cara sur del hermano gemelo del Yelmo pedricero.
Hay alguno que, sin embargo, continúa hasta la cima, bien por la portilla del Cancho Blanco, en su lado oeste, bien por el más arriscado callejón Soyermo, que define la breve vertiente este de la enorme roca.
El resto de la serrezuela es terra ignota. De vez en cuando, alguien recorre de punta a punta el solitario cordal, una cordada se entretiene en cualquier escalada de su parte occidental, de cortas agujas pero difíciles paredes y, de tiempo en tiempo, algún excursionista se pierde en el entorno del Cancho Gordo, la mayor altura de La Cabrera, con 1.568 metros.
Esto es precisamente lo que hoy hará el caminante, aunque, en busca de la soledad más absoluta, subirá por la trasera serrana, una zona que, con la lógica de los viejos topónimos, es conocida como Espaldar.
La ruta se inicia en la plaza de Valdemanco, desde donde se recorre la calle Arroyito, que sube rumbo norte hasta salirse del caserío, ya convertida en pista forestal. Enseguida pasa junto a un parque infantil, a partir de donde varias curvas permiten ganar altura.
Al kilómetro y medio de las últimas casas se alcanza un cruce de caminos, donde se continúa a la derecha por la Cañada Real Leonesa, que aprovecha el cercano puerto del Medio Celemín para cambiar de vertiente, en su paso por esta parte de la sierra.
Metros antes de alcanzar el portachuelo, hay que abandonar la cañada por una pista menos señalada que, a la derecha, se dirige a la sierra. A los 200 metros, en una bifurcación, se debe seguir recto por el camino más a la derecha. Algo después gira a la izquierda (este). Seguirlo hasta su primera curva a la derecha, donde se toma un camino que se dirige hacia las agujas.
Poco a poco gana altura por la ladera, hasta que 500 metros antes de alcanzar el collado del Alfrecho, surge otro senderillo menos señalizado que se lanza valiente a las alturas. Una serie de cerrados zigzagues permite alcanzar la base de las rocas, situándose al pie de la portilla situada al oeste de Cancho Gordo, a la izquierda, y Cancho Largo, a la derecha.
Rumbo a la primera, recorrer la portilla por cuyo centro herboso el camino traza una línea de tierra. Seguir hasta su punto más alto, donde a la izquierda, unos hitos de piedra invitan a dejar el camino para trepar por una sencilla chimenea en mitad de la peña.
Por el camino más evidente, de marcada tendencia hacia la vertiente sur, se alcanzan las tumbadas lanchas cimeras sobre las que se alzan las ruinas de una caseta que se alza en lo más alto del roquedo.
El descenso hasta la portilla se realiza por el mismo camino. Una vez finalizado, en vez de volver hacia el Espaldar, en el norte, continuar el camino hacia el lado sur una cincuentena de metros. Lo justo para bordear el Cancho Gordo por su base, en dirección este (a la izquierda).
La senda no es muy clara cuando toca el roquedo, pero no cuesta demasiado embocarse por una grieta entre las piedras, hasta un amplio callejón, situado al sur del canchal.
Una vez aquí, el sendero define mejor su trazado, que baja decidido por una ladera predegosa hacia el este, hasta el collado del Alfrecho. Continúa el descenso por el lado norte, a la izquierda según se baja, con tendencia a la izquierda (oeste). Bien definido, permite sin problemas empalmar con el camino seguido a la subida, por el que se retorna al puerto del Medio Celemín y a Valdemanco.
FACIL HASTA EL ROQUEDO
Cancho Gordo. La ruta propuesta puede realizarse en tres horas. Hasta la base de esta cima, carece de dificultades, aunque el ascenso al roquedo final de Cancho Gordo exige saber moverse por montaña. Evitarlo quienes carezcan de tal experiencia, contentándose con dar la vuelta a la roca y descender por el collado del Alfrecho. Calcular en torno a dos horas.
NATURALEZA SOBRESALIENTE
Aves. Al notable interés paisajístico que tiene la Sierra de La Cabrera, con docenas de agujas de formas sorprendentes, se debe unir la presencia de una importante cantidad de aves. Entre ellas destaca la colonia de buitres leonados, una de las más importantes de la región madrileña, que anidan en las paredes orientales del Alfrecho.
PARADA Y FONDA
Valdemanco. Un viejo potro de herrar, la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Carmen y, en los alrededores, en la cara sur de la sierra, el convento de San Antonio, son los principales monumentos del pueblo cantero.
Comer. Asador Arroyito. Valdemanco (Tel: 918 481 303.
Dormir. La Posada del Grillo. Valdemanco (Tel: 918 481 151).
