Recomendé los salones y el jardín divino del hotel Santo Mauro para tomar ese aperitivo de domingo. Pero ahora, sugiero que rompamos la 'cuarta pared' de la restauración y nos sentemos en las bellas salas del restaurante de Santo Mauro. La sorpresa no es sólo por el lugar sino por quién lleva la batuta de la cocina del hotel, Carlos Posadas. Un discreto alquimista de los fogones. Un gran conocedor del producto, de los puntos de cocción, de la pureza en el ligado de las salsas... La cocina de Carlos es un regalo para los sentidos. En pocos restaurantes de Madrid se come tan bien como aquí. ¿Y qué se come? Por ejemplo, ceviche de mar y montaña con esponja de apio y puré de cebolleta, espiral de foie-gras y membrillo con pan de regaliz, milhojas de boletus edulis con papada de ibérico confitada y ragoût de cañaillas, rodaballo salvaje, pichón asado en dos cocciones con brioche de arándanos... En sala y llevando la cava de vinos, excelente dirección de Alfredo García.