Blix no encontró ningún arma de destrucción masiva. Y Estados Unidos, después de haber derrocado al régimen de Sadam, tampoco. El diplomático sueco -invitado ayer en Madrid por el Real Instituto Elcano para presentar el informe Las armas del Terror- ha pasado a ser así el símbolo de la impotencia de la comunidad internacional ante las ansias bélicas de la mayor potencia mundial. Un papel que le tocó encarnar también en la irreverente Team America, película de marionetas en la que acaba devorado por los tiburones de Kim Jong Il tras amenazar al dictador norcoreano con escribir una «durísima carta» a la ONU.

Pregunta.- ¿Que le pareció esta parodia?

Respuesta.- Me han hablado de ella, pero nunca he llegado a verla. De todas formas, no creo que la comunidad internacional se mostrara débil, porque la Guerra de Irak fue un error solamente de EEUU. La ONU demostró ser sabia. Si los inspectores no hubieran ido a Irak, no habría habido ninguna razón para dudar de lo que afirmaba la CIA. No se puede decir en absoluto que nuestro trabajo no tuvo influencia.

P.- ¿Pero no cree que habría que reformar la ONU?

R.- Creo que Naciones Unidas tiene que modernizarse bajo varios aspectos. Pero la ONU nunca podrá parar la voluntad de una potencia militar como EEUU de empezar una guerra. Se pueden cambiar las reglas y hacerlas más duras, pero eso no significa poder parar un conflicto.

P.- ¿Se sintió manipulado durante sus inspecciones en Irak?

R.- Hubo sobre todo presión por parte de los medios de comunicación. Mucha presión. La verdad es que no tuve mucho tiempo para mirar la prensa, pero sí me decían que los medios nos estaban despellejando vivos. Pero eso no pasó en el Consejo de Seguridad de la ONU. Con Condoleezza Rice, John Negroponte y Colin Powell las relaciones fueron correctas, aunque al final sí hubo presiones por parte de EEUU para que diera mi brazo a torcer...

P.- ¿Se está repitiendo con Irán lo que pasó en 2002-2003 con Irak?

R.- Hay muchos puntos en común, sobre todo en la presión a la que está sometida Teherán, con cada vez más tropas estadounidenses enviadas a la región. También hay semejanzas en cómo EEUU está instando el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a tomar medidas urgentes. Así, como ocurrió con Irak, Washington podría decir en el futuro: «Hemos intentado la vía diplomática, pero la ONU es inútil y tenemos que hacer algo».

Sin embargo, también existen enormes diferencias entre los dos casos. Sobre todo porque la opinión pública estadounidense está harta de operaciones militares. Por otro lado, Washington no pensaba de verdad que Bagdad constituyera un peligro, porque su superioridad militar era evidente. Teherán, sin embargo, tiene hoy plantas nucleares y un Ejército mucho más poderoso. Además, en la República Islámica no hay una opinión pública monolítica como hubo en Irak: si Estados Unidos ataca a Irán, las voces discordantes desaparecerán.

P.- ¿Es creíble Teherán cuando anuncia su entrada en el «club nuclear» y la puesta en marcha de 3.000 centrifugadoras?

R.- Ese avance es parte de lo que se esperaba. Es el camino anunciado por Irán. Si las centrifugadoras son 500 o varios miles no importa, eso sólo es cuestión de tiempo.

P.- Usted dijo que alguien que está fumando no puede pedir a los demás que lo dejen...

R.- Efectivamente, sería más fácil hablar a los iraníes si EEUU y el Reino Unido no estuvieran renovando su arsenal nuclear. Aquí hay una doble medida que creo que todo el mundo reconoce.

P.- ¿Cuál es hoy la mayor amenaza nuclear?

R.- Me preocupan más las armas existentes que las que no existen. Diría que la mayor amenaza se encuentra en donde hay el mayor número de estas armas, como EEUU y Rusia. Sin embargo, estos países no parecen estar preocupados y no se consideran a sí mismos peligrosos.

P.- ¿Es el terrorismo nuclear una amenaza real?

R.- Siempre existen riesgos, como que un cometa impacte contra la Tierra... Pero el terrorismo nuclear no es una verdadera amenaza.

P.- Usted comentó que hay que practicar la diplomacia en nuestras casas...

R.- La diplomacia puede ser un estilo de vida. En el siglo XIX las personas se retaban a duelo para resolver sus diferencias. Hoy las cosas han cambiado: cuando era niño, a mí me pegaban para educarme, pero ahora eso es ilegal. La diplomacia es un arte y tenemos que utilizarla con nuestros hijos y nuestras parejas. Lo más importante es evitar todo tipo de humillación, porque la humillación lleva al odio ciego. En todos los casos.