Con su aspecto de alumno de postgrado, Lilian Thuram (Guadalupe, Antillas Francesas, 1-1-1972) lleva semanas respondiendo a más preguntas referentes a las presidenciales francesas que a los males del Barcelona, su equipo. Sus furibundos ataques a Nicolas Sarkozy, candidato al trono del Elíseo, le han valido el apelativo de El bulldog de Ségolène.
Pregunta.- Cuéntenos su historia.
Respuesta.- Para empezar, vengo de una familia en la que mi madre tuvo que criar a cinco hijos en Francia. Vivíamos en un barrio con muchos inmigrantes, y conozco la problemática de no tener dinero a final de mes, de que viniera gente a casa a llevarse un mueble porque mi madre no tenía dinero para pagar... La policía nos miraba como si fuéramos delincuentes. Sé lo que es ir a preguntar la hora y que la gente te tenga miedo.
P.- ¿Es cierto que le sondearon diversos partidos políticos para que les apoyara en su campaña electoral?
R.- Sí, sí. Pero no quiero hacer eso. Sólo soy una persona que dice lo que piensa. Se me acercaron de diferentes partidos, incluso el partido de Sarkozy [la UMP]. Pero mi discurso no encaja en un sitio donde hay gente que tiene palabras racistas. Sarkozy banaliza el discurso del Frente Nacional de Le Pen. En Francia, Le Pen era antes un peligro, una mala persona. Ahora es como Sarkozy, como Ségolène Royal. La gente dice tranquilamente que votará a Le Pen. ¿Y saben qué le dice ahora Le Pen a Sarkozy? Le dice: «Tú eres una fotocopia, el de verdad soy yo».
P.- ¿Qué es lo que más le preocupa de la situación en Francia?
R.- Cuando comienzas a dividir a la gente, cuando empiezas a ver aquí una comunidad, ahí a los musulmanes, por aquí los negros... Educas a la gente para que te vean diferente. Y mañana me dirán: «Eres negro». Y yo veré a otro blanco...
P.- ¿Eso no es cosa de Le Pen?
R.- No. Sarkozy quiere crear un Ministerio de Inmigración e Identidad Nacional. Es peligroso. No me sorprende, le conozco, ha ido elevando su discurso. Ahora dice que la inmigración es un peligro para la identidad francesa. Y la identidad es una cosa múltiple, todos tenemos una.
P.- ¿Considera entonces que el discurso de Sarkozy es casi racista?
R.- El de Sarkozy es un discurso racista, no casi racista. Pero la gente no quiere verlo, yo lo he dicho una y otra vez, pero la gente no lo ve.
P.- ¿Cree que Sarkozy intenta acercarse a los jóvenes de los disturbios en la banlieu en 2005?
R.- No, es imposible. ¿Sabe por qué empezó el asunto de la banlieu? Por la muerte de dos niños. Y Sarkozy, que era ministro, les trató de criminales. No era verdad.
P.- Ségolène Royal, ¿aporta soluciones o ha perdido fuerza?
R.- No lo sé. Lo peor es que ahora la gente, también fuera de Francia, piensa que no se ha gestionado bien la inmigración. Y eso no es verdad. Francia no tiene ningún problema de inmigración, tiene un problema de ciudadanía. Hay franceses que no consideran franceses a otros franceses. Si mañana dejo el fútbol y vuelvo a Francia, la gente no me mirará como a un francés. La gente me mirará como a un inmigrante.
P.- ¿No hay un problema de integración?
R.- ¿Qué es estar integrado? Mi madre es francesa, mi padre es francés, ¿por qué estoy integrado? Porque soy negro. En ningún caso a un blanco se le dice que está integrado.
P.- ¿Cree que en Cataluña puede pasar algo parecido?
R.- Sí. Mañana un inmigrante viene, trabaja, tiene hijos... Si la gente cree que los de esa generación no son catalanes, porque son negros o árabes, entonces el problema puede repetirse. En el fondo se trata de prejuicios: la gente ve a un negro y tiene algo de miedo. Por ejemplo, a mi hijo, que estudia en Barcelona, un compañero le insultó en el colegio y le dijo «no te acerques a mí, eres negro y me ensucias».