Domingo, 15 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6328.
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A FONDO / LA ATENCION AL COLECTIVO HEROINOMANO
Igia critica la política de drogas del Ayuntamiento e invita a abrir un debate para dar con soluciones reales
VICTOR MONDELO

BARCELONA.- Igia es una asociación «independiente y de espíritu crítico». Es la carta de presentación que Miguel de Andrés hace del grupo que dirige. Este psiquiatra decidió abandonar el cómodo sillón de su consulta suiza a principios de los años 90 para conocer los problemas de la drogadicción en Barcelona a pie de calle. Lo hizo de la mano del centro de emergencias sociosanitarias nocturno que la Cruz Roja tiene instalado en Drassanes (SAPS).Allí pasó siete años de su vida, desde el año 1993 al 2000.Ahora, trabaja desde Igia para concienciar a las administraciones de la necesidad de implementar una política de drogas más eficiente.

De Andrés considera que los equipamientos de atención a los drogodependientes de la ciudad no se rigen por un sistema adecuado. «Es un problema cómo se han creado las salas de venopunción. Por qué están gestionadas por ONG, sometidas a la presión de las subvenciones. Por qué no se hacen servicios públicos, como en Francia, pasan a formar parte del sistema de salud y se normalizan», se pregunta.

El doctor asegura que «en Cataluña jamás se ha visto una consulta seria de cómo abordar este tema». «Y eso que aquí hay profesionales con mucha experiencia, pero no son consultados», apunta.

El psiquiatra piensa que de esta falta de interés y políticas se han traducido en actuaciones equivocadas del Ayuntamiento.Califica el cierre de Can Tunis de «desastre con repercusiones que nadie ha querido calcular», y define la forma de instalar el CAS de Vall d'Hebron como «una provocación y una mala praxis de implantación».

Para evitar conflictos de este tipo, De Andrés cree primordial «generar cultura». «Esto es como la cultura ecológica. Antes no había, pero se ha invertido para crearla», compara el director de Igia.

Y en el fondo de la cuestión, De Andrés ve una falta de voluntad política: «Vemos que no se avanza, porque políticamente no interesa.La droga es un tema difícil que tiene que ver con muchas cosas: con la libertad individual, los derechos, la economía, la sanidad, la delincuencia... Es un escenario muy popular en el que todo el mundo puede opinar. Y, como siempre hay elecciones, nunca es el momento de llevar el tema a debate».

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