El pasado año no mejoró la situación de los dibujos animados españoles en las televisiones nacionales. El Anuario de la Televisión 2005/06, editado por Geca, recoge que la producción independiente de dibujos animados sólo colocó 14 programas en las cadenas nacionales y autonómicas, lo que representó 252 emisiones -150 menos que en 2005- y ocuparon 272 horas de programación -en Francia, la animación nacional sumó 419 horas en 2006-. Es decir, un 1,3% del tiempo total de emisión.

Esta situación es una de las causantes del malestar y la preocupación del sector de la animación. La recién creada Federación Española de Asociaciones de Productoras de Animación (Diboos), que engloba a tres de las principales asociaciones del sector (AIPA, AEPA y AVEPA) y que representa al 85% de los profesionales del mercado. «No puede ser que la industria de la animación que exporta sus productos a otros países, no pueda venderse en España, país en el que la animación nacional sólo representa el 10% de las emisiones nacionales» se queja Antoni D'Ocon, presidente de Diboos. Los integrantes de esta asociación hacen hincapié en que los productos de animación están dirigidos principalmente a los niños, quienes conforman el 9% de la población total de España (entre tres y 12 años). En 2006, los menores entre cuatro y 12 años vieron la televisión una media de 142 minutos al día. «Siendo uno de los públicos más sensibles, las televisiones deberían preocuparse por proporcionarles los contenidos más adecuados. Sin embargo, las cadenas muestran un comportamiento algo anómalo en este sentido», manifiesta Claudio Biern, presidente de BRB.

Un reciente informe de la investigadora y psicóloga Victoria Tur de la Universidad de Alicante revela que «más de la mitad de los estudiantes de entre 10 y 12 años admite que hace los deberes con la televisión encendida» y señala como dato preocupante que «el 52% no acaba de entender lo que aparece en TV», lo que podría deberse a que se han convertido en consumidores de contenidos «no diseñados para ellos».

Más dinero de las TV

De ahí la insistencia de los asociados a Diboos de potenciar los espacios con contenidos específicos para los niños. «Hay que ofrecer a los niños alimentos audiovisuales que fomenten valores democráticos y solidarios y que subrayen nuestra identidad cultural», aconseja Claudio Biern. No exigen, sólo piden el desarrollo de un marco legislativo avanzado en consonancia con la Unión Europea que garantice las cuotas de programación de animación destinada al menor y estructurada en franjas horarias.

Pero la queja del colectivo no sólo se queda en la pequeña pantalla, también alcanza a la Administración y, concretamente, al Ministerio de Cultura y a la actual Ley de Cine y de lo Audiovisual. Aunque Diboos muestra su satisfacción porque el sector participará por primera vez, en un porcentaje a determinar, del Fondo de Protección del ICAA, considera que es una cuestión decisiva «pasar del 5% al 6% de la inversión de los operadores de televisión, un 1% más que iría a parar a las series de animación, además del 2% de más que se exigía a las televsiones públicas».

Esta inyección económica la consideran vital para el desarrollo de la industria y para que los niños puedan seguir disfrutando de series de calidad y entretenidas con contenidos educativos y divulgativos que gozan de gran prestigio en el mundo como Las Tres mellizas, Pocoyo, Los fruitis, Dragon Hill, la vaca Connie, Narigona.