Domingo, 15 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6328.
ÚLTIMAS NOTICIAS TU CORREO SUPLEMENTOS SERVICIOS MULTIMEDIA CHARLAS TIENDA LOTERÍAS
Primera
Opinión
España
Mundo
Deportes
Cultura
Toros
Comunicación
Última
Crónica
Nueva economia
Índice del día
Búsqueda
 Edición local 
M2
Catalunya
Baleares
 Servicios 
Traductor
Televisión
Resumen
 de prensa
Hemeroteca
Titulares
 por correo
 Suplementos
Magazine
Crónica
El Cultural
Su Vivienda
Nueva Economía
Motor
Viajes
Salud
Aula
Ariadna
Metrópoli
 Ayuda 
Mapa del sitio
Preguntas
 frecuentes
Cuando un amigo te traiciona, el resto de dolores se desvanece (Anónimo)
 CRONICA
NEGOCIO / VISITA A UNA GRANJA SORPRENDENTE
EL NEGOCIO EN CADIZ DE COCODRILOS
TODAVIA no lo es. La meta es llegar a los 20.000 ejemplares; ahora sólo tienen 1.700. Es la única granja de estos animales que existe en Europa, aprovechables por su valiosa piel y por su carne. La tranquila pero «atenta» relación del dueño con estos fieros reptiles de mandíbulas cortantes
JOSÉ F. FERRER

Kariba. Granja de Cocodrilos». El letrero, rotulado en letras amarillas y naranjas, no chirriaría ubicado en algún país africano, como Zambia, por ejemplo. Pero colocado en una carretera comarcal entre Jerez y Puerto Real hace que los automovilistas giren la cabeza hacia él, incrédulos, creyéndose quizás víctimas de un espejismo. ¿Una granja de cocodrilos en Cádiz?

Publicidad
Quinientos metros más allá del cartel, tras un vallado de reja metálica, se levantan lo que parecen dos invernaderos. Pero el doble vallado que protege su contenido es suficiente para adivinar que los plásticos no custodian precisamente hortalizas. El anuncio de la carretera no era una inocentada. Estamos en la única granja de cocodrilos que hay en toda Europa.

La visita de Crónica la atiende José Ramón Conde, el dueño de la insólita explotación, representante de la sociedad Cocodrilos del Nilo S.L, y amo y señor de 1.700 ejemplares de Crocodylus niloticus, como se llama la especie que él cultiva. Se presenta como ingeniero agrónomo, dedicado desde toda la vida a la ganadería de cerdos blancos, ibéricos, ovejas y cabras por tradición. Y desde 1989, criador también de cocodrilos por devoción y como negocio innovador. «Me hace mucha gracia esto de criar animales tan curiosos y con un origen prehistórico. Te permite ser el centro de las conversaciones. En muchas reuniones aburridas otros fardan del último modelo de coche deportivo que han comprado y yo los anulo en cuanto comento que tengo una granja de cocodrilos», dice orgulloso de su rebaño de fieras.

Los reptiles le han proporcionado más de una anécdota jugosa para presumir con los amigos. Como el día que la Guardia Civil del aeropuerto de Sevilla, recelosa de las sospechosas cajas en las que portaba varios machos traídos de Zambia, le dio el alto. «Deberían pensar que escondía droga y me pidieron que las abriese», se divierte contándolo José Ramón. «Al destapar la primera, uno de los cocodrilos pegó un coletazo y los de la Benemérita dieron un brinco atrás dando la inspección por finalizada al instante».

José Ramón y su «Kariba, granja de cocodrilos» han despertado mucha expectación esta semana. Los del Seprona lo llamaron para que recogiera un ejemplar de un metro y medio supuestamente huido de su criadero. Conde se lo ha quedado pero asegura que de fugado nada. «Esto es que a alguien le ha crecido demasiado la mascota y ha pensado que el mejor sitio para liberarla era las proximidades de nuestra granja», dice mientras señala una pieza con la cabeza claramente diferente a la de sus crocodylus niloticus.

Fue un amigo, con granja en Zambia, junto al Lago Kariba, quien le metió a José Ramón la idea en la cabeza en 1989. Ante la situación inestable de los países africanos, le vino a decir, sería interesante iniciar la cría de cocodrilos en Europa. Como experimento y, si salía bien la cosa, como negocio.

En un primer viaje, ambos aterrizaron en España con 195 ejemplares nacidos en Zambia. Le sirvieron para entrenarse en la cría del cocodrilo. El principal problema con el que se toparon fue la elevada temperatura que precisan. Se nota nada más sortear la puerta corredera del invernadero cuando los 30 grados de dentro te abofetean la cara. «En estos años, hemos tenido muchas bajas en machos reproductores por un fallo de un antiguo operario del sistema de aireación que bajó demasiado la temperatura. Eso nos ha frenado el ritmo de crecimiento del número de ejemplares», se lamenta.

Para sortear el imprevisto, ya ha encargado varios machos reproductores que llegarán a Cádiz procedentes de Zambia en unos meses y cuyo precio ronda los 6.000 euros por cabeza. Su meta es alcanzar los 20.000 cocodrilos en un par de años. «Con esa población podremos iniciar la actividad comercial y sacar al mercado unos 7.000 ejemplares al año», explica.

Del cocodrilo se aprovecha la carne fresca y la piel, muy apreciada por la industria peletera. La carne tiene mercado en EEUU, China y Australia y comienza a introducirse tímidamente en algunos restaurantes europeos gourmets, sobre todo en Bélgica. Las trabas sanitarias hacen que sea muy difícil introducirla en Europa en general, y en Francia y España en particular. Un filete de este reptil se paga a 12 euros el kilo. «Nosotros sí podemos garantizar la seguridad sanitaria, podemos certificar la homologación de los mataderos y de las carnes con las que alimentamos a nuestros animales», publicita Conde su negocio. «Además aquí no existen las enfermedades ni los parásitos que los castigan en su lugar de origen, lo que hace que su carne sea más sana». Aún más curioso resulta el hecho de que las heridas de los cocodrilos del Nilo no se infecten, lo que ha llamado la atención de varias farmacéuticas que ya investigan, con fines médicos, esta particularidad.

La piel del cocodrilo del Nilo -la más cotizada, a decir de los peleteros- tiene en Francia, Italia, Japón, EE UU y últimamente China sus mejores mercados. Los retales se clasifican, según el ancho de la barriga, en baby -entre 22 y 34 centímetros- o estándar, de 35 a 50, la medida más comercial, propia de los cocodrilos de 1,5 metros de largo.

Los precios oscilan desde los tres euros por centímetro que cuesta la piel del animal recién matado hasta los entre 12 y18 que se pagan por la pieza ya curtida. Un trozo de 50 centímetros de ancho puede terminar costándole al artesano que la transforma unos 900 euros. En los escaparetes al cocodrilo se le multiplican los ceros. Una billetera americana trabajada por Andrés Bohórquez, un artesano de Ubrique, está marcada en unos 150 euros. El mismo modelo, pero salido de los talleres de Loewe, en Madrid sube a 580 euros. Un bolso de una primera marca francesa no baja de los 6.000 euros y los hay hasta de 24.000.

La cola es usada para dar forma a billeteros, cinturones y pequeños bolsos, mientras que la piel de la barriga se emplea en maletas, bolsos grandes y últimamente en la confección de chaquetas y abrigos. El curtidor valenciano José Velasco asegura que incluso hay quien usa las barrigas más grandes -de hasta 80 y 90 centímetros- para fabricar baúles de precios prohibitivos. En todo el mundo, sólo hay 40 fábricas curtidoras de la piel de este reptil, la mitad de ellas en Europa.

El milagro de la multiplicación de los cocodrilos comienza a gestarse en Kariba entre diciembre y enero. Los machos reproductores -más de cinco metros de largo-, marcan el territorio y cortejan a las hembras emitiendo ruidos. «Es el momento en el que son mas peligrosos y furiosos», advierte su cuidador, José Pereira. Las cocodrilas, fértiles desde los siete u ocho años hasta los 70, ponen los huevos por primavera en nidos excavados con las patas traseras. Siempre de noche y al ritmo de un huevo cada 20 segundos hasta 30 o 40 por camada. Luego, los cubren de arena y los protegen aposentándose sobre ellos. Sin cromosomas sexuales, la temperatura ambiente de los días siguientes a la puesta decide el sexo de las criaturas.

VIGILANDO LA PUESTA

José no duerme ni una noche durante los dos meses de parto. Vigila dónde coloca la hembra los huevos y deja una marca. Al día siguiente tendrá que robárselos a unas madres dispuestas a sacar los dientes por su prole. «Nunca entra una persona sola», explica Conde, «porque si sufriera un desmayo las consecuencias serían muy graves», dice mientras espanta al reptil más cercano con un garrote. Ayudados de unos grandes palos de madera, primero ahuyentan a las hembras desde detrás de la valla. Despejado el terreno, sortean la barrera con una escalera y, mientras uno vigila, el otro se hace con los huevos.

José los recoge con mucho cuidado y dibuja una X en su parte superior, una operación crucial para poder colocarlos en la incubadora con la misma orientación que tenían en el nido. De lo contrario se echarían a perder. Incubados a 30º de temperatura, por julio eclosionan. Salen del cascarón con unos 28 inofensivos centímetros. Hasta a los escolares que visitan Kariba se les permite cogerlos con las manos. Su primer año de vida es crítico. «En Africa durante ese tiempo son un bocado apetitoso para las cigüeñas y otros animales y se pasan los días escondidos», comenta José Ramón. Hasta su primer cumpleaños vivirán protegidos en unas pequeñas piscinas.

Es muy raro que los adultos de un metro y medio o dos metros ataquen a un animal mayor que él ,como es el hombre, en un espacio abierto, pero tampoco son de fiar. Una de sus dentelladas puede cortar el brazo o la pierna de una persona de cuajo como le ha ocurrido esta semana a Chang Po-yu, veterinario del zoo de Kaohsiung (Taiwán).

«Los más grandes incluso llegan a amputarle una pata a un gran búfalo en los ríos africanos», avisa Conde. Baste citar que la mandíbula de hombre puede desarrollar una fuerza de 75 kilos; la de un cocodrilo, de una tonelada. «En el agua es donde debemos tener mas precaución, por eso advertimos a los visitantes que no saquen los brazos por fuera de las vallas», dice el cuidador.

«Esto sí que es una ganadería brava», dice Conde, quien bromea con el beneficio que podría reportarle el para otros temido cambio climático. ¿España un desierto? ¡Qué bien le vendrían las altas temperaturas a sus cocodrilos!


UN DIA EN LA GRANJA.

Los cuidadores de la granja Kariba, en la provincia de Cádiz, ahuyentan a las hembras con palos. Despejado el terreno, recogen los huevos enterrados en la arena y les dibujan una X en la parte superior para poder colocarlos en la incubadora en la misma posición que tenían en el nido. La granja de cocodrilos Kariba nació en 1989 con 195 ejemplares importados de Zambia. En la actualidad cuenta con 1.700 cocodrilos y su número crece a razón de 300 ejemplares al año. Sus dueños esperan ahora la llegada de nuevos machos reproductores, también provenientes de Zambia, para poder alcanzar en un par de años la cifra de 20.000 ejemplares. Ello les permitiría empezar a comerciar con ellos vendiendo su carne y su piel. Un ejemplar reproductor cuesta unos 6.000 euros.

recomendar el artículo
portada de los lectores
copia para imprimir
Información gratuita actualizada las 24 h.
 SUSCRIBASE A
Más información
Renovar/Ampliar
Estado suscripción
Suscríbase aquí
Suscripción en papel
 publicidad
  Participación
Debates
Charlas
Encuentros digitales
Correo
PUBLICIDAD HACEMOS ESTO... MAPA DEL SITIO PREGUNTAS FRECUENTES

elmundo.es como página de inicio
Cómo suscribirse gratis al canal | Añadir la barra lateral al netscape 6+ o mozilla
Otras publicaciones de Unidad Editorial: Yo dona | La Aventura de la Historia | Descubrir el Arte | Siete Leguas

© Mundinteractivos, S.A. / Política de privacidad