«No sé si hay mano negra o no, pero últimamente nos están pasando cosas muy raras». Pedja Mijatovic, director de fútbol del Real Madrid mostró ayer su perfil más deprimido tras la conclusión del encuentro, un partido que, en su opinión, lo dirigió el árbitro en el más amplio concepto del verbo.
Lo peor para el madridismo no fue ya sólo que Turienzo Alvarez perjudicara gravísimamente al equipo madrileño con sus decisiones en el último tramo. Lo peor fue comprobar que el enfado y la decepción, al menos en la parte directiva del club, abarcaba el futuro: «Nos ha costado muchísimo llegar hasta aquí, pero así ya no lograremos nada», sentenció Mijatovic, que acababa de mantener una conversación con su jefe, Ramón Calderón. Después de los dos penaltis señalados por el árbitro, esta declaración de rendición fue lo más sorprendente de la noche.
El montenegrino no podía dejar de dar vueltas a lo que había sucedido sobre el césped para que al Madrid se le hubieran escapado los tres puntos. «Quedan aún ocho partidos, lo teníamos todo más o menos controlado, pero así no se puede hacer nada», repetía una y otra vez.
El Madrid no descarta realizar hoy una nota de protesta a través de su página web para hacer público su malestar por la actuación de Turienzo. «Está clarísimo que lo que nos han hecho hoy no se lo hacen al Barcelona nunca. Pero esto no es de ahora, porque lleva algunos años sucediendo», señalaba anoche un miembro del vestuario.
Nadie en el vestuario quería pensar precisamente en el Barcelona, que esta noche se podría colocar de nuevo a cinco puntos de distancia, si gana al Mallorca en el Camp Nou. «No tenemos ni fuerza para pensar en eso porque le estamos dando vueltas a lo que nos ha sucedido hace un momento», afirmaba Iker Casillas, una de las personas mas tristes anoche. «Yo he visto muchos penaltis en mi vida, pero los que nos han pitado, especialmente el primero, ha sido sangrante», lamenta el arquero, inconsolable, por supuesto.
«El árbitro ha cometido bastantes errores, y algunos de ellos son imperdonables», reiteraba Mijatovic, que hoy tiene pensado conversar con Fabio Capello para analizar el estado de las cosas.
Sorprendentemente, el técnico italiano fue el que se tomó el asunto con menos furia. Todos esperaban en la sala de prensa a un entrenador iracundo... Pero nada de eso. Hubo que sacarle las pocas quejas casi con fórceps. Entre que él no estaba muy dispuesto y que el hábil jefe de prensa del Racing cortó la intervención cuando le pareció adecuado (o sea, de inmediato), algunas declaraciones de peso se quedaron en el imaginario.
«El árbitro no nos ha ayudado mucho, la verdad», dijo Capello con esa sonrisa suya que enseña todas las piezas dentales. «No hemos perdido el partido por no haber marcado el segundo gol; hemos perdido el partido por los dos penaltis que nos han pitado... Yo creo que eso ha sido así», dijo cuando alguien le quiso apuntar la posibilidad de que el juego apocado del Madrid en la segunda parte hubiera permitido rearmarse más de la cuenta al Racing.
Se intentó que dijera algo así como: «Hemos sufrido un arbitraje que debía ser revisado por algún tribunal». Nada de eso, ni mucho menos. Se protegió en sus jugadores: «Ya sabéis que nunca hablo de los árbitros, pero los jugadores me han dicho que ninguna de las dos jugadas fue penalti».
Su colega del Racing, Miguel Angel Portugal, criado en el Real Madrid como jugador y como técnico, no tuvo ningún problema para reconocer que si su equipo se llevó los tres puntos fue «por la suerte», por no decir que si no llega a ser por el árbitro, nada de nada. Portugal también fue pinchado para que respondiera a las quejas de Mijatovic: «Como comprenderéis, no voy a decir nada en contra del Real Madrid, a la que le debo lo que soy ahora».
Fabio Cannavaro, protagonista en el segundo de los penaltis señalados por Turienzo, no entendió nada de lo señalado en su área: «¿Cómo voy a tirar al suelo a un hombre tan grande como Zigic?», preguntó de manera ciertamente infantil. «Estamos todos muy disgustados porque nos ha perjudicado el árbitro. Yo creo que cuando se pita un penalti, y más en estos partidos en los que hay tanto en juego, el árbitro debe estar plenamente convencido, no sólo estarlo al 50%. Todos estamos muy mal por dentro», finalizó.