VIGO. Stoichkov tendrá esta tarde un estreno de fuego. De esos que le gustan, o que al menos le gustaban cuando salía al césped del Camp Nou, o al del Santiago Bernabéu. Ahora, en el banquillo, la Liga española le da la bienvenida con el derbi gallego, una cita que le brinda la oportunidad de debutar a lo grande delante de su nueva afición, la de Balaídos.
En un guiño al brillante pasado, Stoichkov no se ajusta al perfil del entrenador clásico. Se presentó como técnico del Celta vistiendo la camiseta del conjunto vigués, y en los entrenamientos de esta semana se ha comportado como un jugador más, participando activamente en las sesiones.
Por fortuna para el Depor, el búlgaro no se vestirá hoy de corto. Eso sí sería un peligro para el Deportivo, su rival, el mismo al que le quitó la Liga de la temporada 93-94 en el último suspiro. En el bando coruñés se agradece que no tenga opciones de pisar el césped. «Me alegro de que Stoichkov no juegue», señaló el defensa portugués Jorge Andrade.
Su comunión con la grada comenzó pronto, y las polémicas también. En el mismo aeropuerto de Peinador, a su llegada a Vigo, el técnico búlgaro, que acababa de dimitir de la selección de su país (su única experiencia en los banquillos), posó para las cámaras con una bufanda antideportivista. «Nunca quise enfadar a los aficionados del Deportivo, pero no puedo hacer nada cuando un chaval se mete a hacer una foto», justificó, sin pedir disculpas.
Vende ilusión en Vigo. Podrá reflotar o no al equipo, que cayó en los puestos de descenso en la última jornada, pero ha conseguido un hito poco común, que la camiseta con el nombre de un técnico sea la más demandada.
Ha hablado de muchos temas, pero poco de táctica. Se escuda en su intención de no dar pistas al rival. Contagiado por la vocación ofensiva que tenía cuando ocupaba el extremo izquierdo del Dream Team, con su llegada primará el ataque, pero el Celta de su antecesor en el cargo, Fernando Vázquez, tenía más problemas en la retaguardia.
Desde el primer entrenamiento se encargó de motivar a sus jugadores. El turno lo inició con Baiano, el punta en el que confía para salir de la crisis de resultados en que está inmerso el club. Son lecciones de un Bota de Oro, ganador, entre otros, títulos de cuatro Ligas y una Copa de Europa.
Peor se le han dado las cosas en el banquillo. Después de un breve paso por el cuerpo técnico del Barcelona, se hizo cargo de la selección búlgara en julio de 2004. Casi tres años después cerró su etapa como seleccionador con más pena que gloria. No consiguió llevarla al pasado Mundial de Alemania y ocupaba la tercera posición en su grupo de clasificación para la Eurocopa después de un triste empate a cero frente a Albania. De no haberse llamado Hristo Stoichkov es probable que los dirigentes de la Federación no he hubieran mantenido en el cargo.
Es un currículo corto, pero al desesperado Celta le ha servido. El conjunto vigués, que llega al derbi con un bagaje de una victoria en 18 encuentros, ha dejado en sus manos el objetivo de la permanencia, pero el eterno rival puede amargarle el estreno y reducir la ilusión que suscitó su llegada a Vigo. La derrota casi sería el final.