V. S. Especial para EL MUNDO
SAKHIR.-
Algunas veces se había visto algo similar en la F1, aunque es cosa de vídeos cómicos. En los boxes de Bahrein de la ultra moderna McLaren, un panel se cayó sobre el coche de Alonso en la madrugada y dañó algunas partes del coche. Había tres monoplazas y justamente le tocó al del asturiano. Menos mal que fue de noche, pero el tirón de orejas que le habrán dado al responsable habrá sido de órdago. Después que el MP4/22 fuera recuperado, todo quedó solucionado ante la efectiva intervención de los mecánicos de McLaren, quienes velozmente limpiaron todo, después de quitarse las manos de la cabeza ante el espectáculo que tenían delante.
Después, la tercera práctica libre dio indicios de que Hamilton estaba muy fuerte, mientras que los Ferrari mostraban su poderío acechándole. Alonso parecía estar como tocado. O no le encontraba la vuelta a su coche o estaba probando con más gasolina, algo que se supo más tarde. Muchos pensaron que su coche no había quedado en buenas condiciones después del golpe que había sufrido por la noche, pero nada de eso. Estaba preparado para acatar la retaguardia y esperar una salida diferente. Al menos, una salida en la que no está obligado a arriesgar. Eso se lo va a dejar a Hamilton, Massa y Raikkonen. Si se pelean entre ellos, mucho mejor. Alonso tiene unas vueltas extra en su bolsillo que serán cruciales.
Las dos primeras curvas, de todos modos, no van a ser un encuentro de caballeros. Serán un desafío para valientes. No tienen la redondez de las dos primeras de Sepang, pero tienen la misma dificultad. O más, porque el que pisa un poco fuera de la trazada, pierde el control del coche. Se puede ir por fuera, pero no da dividendos. Primero porque es arriesgado, y después porque si se entra por la parte interna a la primera curva, es casi imposible ser superado en la segunda. Fernando Alonso va a permitir que esas acrobacias sean cosa de otros, no suya.
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