MADRID. - Cuando comen todos juntos, aquella casa parece Casa Pepe en el tapeo del domingo; semeja el pasillo una concentración vecinal cuando hay cola para entrar al cuarto de baño; y encontrar el mando a distancia de la televisión es como dar con una estatuilla prerrománica enterrada en el sofá.
Sucede en el nutrido hogar de José Manuel Belmonte y Maite Ruiz, dos años conviviendo juntos en Cartagena (Murcia) y un amor engordado a base de sumar: él aportó a esa unión a Ariadna, de 13 años, y a Arturo, de ocho; ella llegó con José Juan, de 15, y Daniel, de ocho. Y de ambos nació Víctor hace cinco meses...
Trasunto de la catódica familia de Los Serrano, los Belmonte-Ruiz levantan bandera a fin de mes. Porque son pareja de hecho y siete bocas en casa. Pero, laberinto inextricable, no son considerados familia numerosa.
En tesitura similar andan unas 35.000 parejas en España, que ven cómo su comunidad autónoma no elabora legislación propia sobre la materia y tienen por toda norma la Ley de Protección a las Familias Numerosas de 2003, elaborada con el Gobierno del PP, en la que sólo se otorgan los beneficios que confiere esta condición a quienes tienen «vínculo conyugal».
Hablamos de que -aunque exiguas todas- se quedan sin bonificaciones tributarias, sin ciertas prestaciones sociales, sin un ramillete de descuentos en servicios como la educación o el transporte, sin algunos beneficios referidos a los temas de vivienda...
«Después de nuestros anteriores matrimonios (civil y por la Iglesia) y de sufrir bastante, no consideramos, ni queremos ni siquiera oirlo, que esta familia reconstituida y en la que somos felices tenga ahora que casarse para lograr dicho reconocimiento y que se nos pueda ayudar de alguna forma».
Maite y José Manuel siguen escribiendo cosas parecidas a ésta a la Asamblea Regional y al Defensor del Pueblo. En vano. Él, trabajador en una multinacional de plásticos, logró divorciarse en 2005; ella, administrativo, se separó hace siete años. Cuando han preguntado en la Comunidad les han dicho que, si quieren, pueden ser considerados familia numerosa uno de los dos junto a su prole, pero nunca los siete como un todo.
En una respuesta de 6 de noviembre, el Gobierno regional reconoce que en la Comunidad de Murcia «no existe un marco normativo específico que contemple que estos beneficios se extiendan a las parejas de hecho».
«Hay familias que sólo entienden la unidad familiar si estás casado. Pero yo me casé y fue un desastre, me costó mucho entrar en el mercado laboral, para mí no había nada. A mi pareja la conozco desde hace 20 años, es mi amigo y estamos encantados», nos cuenta Maite. «Con tantos niños en casa, se necesita una ayuda. A nuestros niños les estamos dando la parte de la felicidad, estabilidad y equilibrio que en nuestra vida anterior no tuvieron, unos por unas cosas y otros por otras».
La fotografía de los Belmonte es sólo el rostro de un problema que va más allá y que están tratando de remendar en el Ejecutivo.
Fue a finales de febrero cuando la Comisión de Trabajo y Asuntos Sociales del Congreso instó al Gobierno, a propuesta de ERC, a que ampliase las prestaciones por familia numerosa a las uniones fuera del matrimonio.
Joan Tardá, diputado independentista que impulsó la proposición, nos comenta: «Se trata de hacer modificaciones legales para que se dé cobertura a la sociedad real, porque hay diversos tipos de familia y no sólo una. Las medidas de protección del Estado de Bienestar van más despacio que los cambios de la calle. Y esa distancia es la que hay que atajar cuanto antes».
Fuentes oficiales anunciaron a este periódico que la Subdirección General de Familias del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales «ya está trabajando» en el asunto y atribuyeron al «vacío legal» la «flagrante discriminación» que sufren muchas parejas por no estar casadas. «Debido a una cuestión ideológica», añadieron, hay comunidades gobernadas por el PP que se acogen a la ley sobre familias numerosas que se hizo en 2003, cuando aún mandaban los populares, para sólo atender a los casados. «No tardando mucho, en esta legislatura», agregaron, «el Gobierno va a modificar la actual ley para dar cabida a los que ahora están excluidos».
La buena nueva se la comentamos por teléfono a José Manuel, el padre multiplicado, que responde como no creyéndose que lo suyo tenga remedio.
«Nos molesta que no nos consideren una familia. Los amigos sí nos ven como tal, nos dicen que somos como los de la serie Los Serrano, y nos han puesto así, en ese plan, los Belmonte», asegura. «Los siete estamos empadronados, figuramos Maite y yo como pareja de hecho en el registro del Ayuntamiento, vivimos en la misma casa, los críos se ven como una familia... No entiendo cómo ni aún así se nos otorga ese derecho».
Y así siguen la película en el filme inabarcable de los Belmonte. Hasta 25 litros de leche a la semana para pasar el trago, turnos de duchas rápidas para no colapsar el pasillo, carretillas de legumbres, y esta imparable romería de familia.