MADRID. - Una empresa constructora que levanta 27 chalés pareados de lujo junto a la puerta del Zarzón de la Casa de Campo, apoya uno de los cerramientos de los chalés en una parte de la tapia histórica de Francisco Sabatini, declarada Bien de Interés Cultural, según denunció a este periódico la plataforma ciudadana Salvemos la Casa de Campo.
Las obras de los chalés están casi terminadas y los operarios han llegado a apoyar una de las vallas que separan los edificios contra la tapia histórica que separa los términos municipales de Madrid y Pozuelo de Alarcón. El conocido arquitecto realizó esta obra por encargo de Carlos III en el siglo XVIII y pretendía el cerramiento de lo que entonces era el bosque real de la Casa de Campo, que posteriormente fue cedido al pueblo de Madrid.
Se levantó una tapia de dos metros de altura y sesenta y cinco centímetros de espesor. En la parte superior se colocaron piedras de granito. El deterioro de la valla ha sido importante en los últimos 40 años, por lo que se decidió rehabilitar algunos tramos.
Sobre uno de ellos es donde está actuando la empresa constructora de los citados chalés.
La tapia se completa con distintos tipos de puertas, portillos y rejas de arroyos, que constituyen obras personales del arquitecto, según la citada plataforma.
Esta asociación acusa de permisibilidad a los ayuntamientos de Madrid y Pozuelo que han consentido se adosen estructuras al citado muro.
La actuación que denunciaron ayer se ha realizado sobre unos 200 metros e incluso utiliza una de las puertas para entrar en la urbanización, según añadió un portavoz de este grupo ciudadano.
En la actualidad se levantan en la zona 27 chalés pareados en la zona llamada El Zarzón, que construye el Grupo Inmobiliario Carma, situado en el camino de Húmera frente a la puerta del Zarzón de la Casa de Campo, en el término municipal de Pozuelo de Alarcón.
La Plataforma dice que las viviendas están pegadas y que también se están construyendo piscinas «y quién sabe qué ilegalidades más».
Este grupo presentará en las próximas horas una denuncia ante el fiscal de Medio Ambiente, Emilio Valerio, así como en la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid.
La actuación sobre la tapia por parte de la citada empresa constructora no es la única agresión que ha sufrido, y ha sido consentido por parte de ambos ayuntamientos. Durante los últimos años este monumento que pertenece por derecho propio al Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, ha sufrido toda clase de vejaciones y transformaciones que lo han cambiado, así como su entorno.
Con una longitud superior a los 18 kilómetros la tapia de la Casa de Campo tiene su parte más vulnerable en su lado occidental, precisamente el que delimita los términos municipales de Pozuelo, al oeste, y Madrid, al este.
La parte de la tapia que pertenece al municipio de Madrid es, con todo, la menos afectada por las agresiones, toda suerte que este lado interior es la Casa de Campo. Por ello, es difícil realizar actuaciones que perjudiquen al monumento. Aunque sí que se han dejado de hacer algunas y otras se han hecho de una manera poco correcta.
Destacan entre todas la recuperación de las rejas de Sabatini, cerramientos de la valla que el arquitecto italiano diseñó para permitir que los arroyos procedentes de Pozuelo de Alarcón prosiguieran su camino natural, penetrando a la Casa de Campo, para cruzarla y desembocar finalmente en el río Manzanares.
Todos han sido reformados, aunque las transformaciones, según miembros de la citada plataforma, dejan que desear en la mayoría de los casos.
La más importante, la del arroyo Meaques, está precisamente situada muy cerca de la urbanización que utiliza la tapia como cerramiento de sus chalés. En ella, el curso del río ha sido canalizado en exceso, habiendo cambiado por completo el aspecto de las rejas, la tapia y su entorno.
Peor aún es el caso de las rejas del arroyo del Prado del Rey. En su día fue denunciado el Ayuntamiento de Pozuelo por no respetar su entorno. Aquel consistorio efectuó una pequeña variante de la carretera que marcha junto a la valla, pero por el lado de Madrid no se hizo nada, quedando las rejas medio enterradas.
Aunque lo peor de todo son los numerosos chalés de la urbanización de lujo Somosaguas que, con total impunidad, han colocado diferentes clases de cerramientos y estructuras directamente apoyados sobre la tapia histórica. «En un claro atentado contra la Ley del Patrimonio madrileño», como señalan desde la plataforma Salvemos la Casa de Campo.