Unos 300.000 turcos -un millón, según los organizadores- se manifestaron ayer en Ankara para expresar su rechazo a la eventualidad de que el primer ministro, el islamista moderado Recep Tayip Erdogan, se convierta en presidente de la República, un cargo tradicionalmente ocupado por un líder laico.
Muchos en Turquía temen que Erdogan disponga de un plan oculto para islamizar el país si se muda al palacio presidencial de Çankaya, pero lo cierto es que lleva en el poder durante cinco años y, salvo alguna pequeña salida de tono, se ha mostrado como un gerente eficaz. Sin embargo, nadie olvida que cuando era alcalde de Estambul, pronunció un incendiario poema islamista que le costó cuatro meses de cárcel.
«Todos somos turcos. Tomos somos Atatürk», «Çankaya es secular y quiere seguir siendo secular» o «Çankaya no puede ser entregado a los mulás» fueron los lemas más entonados durante la marcha, en la que se desplegó una bandera nacional de dos kilómetros de largo. Asimismo, no faltaron los retratos de Mustafá Kemal Atatürk, el fundador de la Turquía moderna en 1923. Precisamente, la manifestación concluyó en el mausoleo de Ankara donde reposan sus restos mortales, un monumento que recibe miles de visitas al año.
La acción de protesta había sido convocada por unas 300 organizaciones no gubernamentales (ONG) lideradas por la Asociación del Pensamiento Kemalista (ADD). Su presidente, el ex comandante de la Gendarmería Sener Eruygur, está acusado de haber participado en la preparación de dos pronunciamientos fallidos contra el Gobierno en 2004. La marcha, en la que participaron numerosos profesores y estudiantes universitarios, así como sindicatos, contaba además con el apoyo del Partido Popular Republicano (CHP), el principal de la oposición.
El jefe del Ejército, el general Yasar Buyukanit, respaldó el pasado jueves la celebración de la manifestación. Ello, unido a su recomendación de que el próximo presidente de la República debe ser «leal a los valores seculares», sólo puede interpretarse como un no rotundo a la candidatura de Erdogan a la Presidencia.
Tampoco el actual jefe del Estado, Ahmet Necdet Sezer, es muy proclive a que un islamista, aunque sea moderado, le sustituya en el puesto. Y ayer lo dejó bien claro, asegurando que laicidad del Estado turco nunca se había visto tan amenazada como ahora.
Además, quien tiene que elegir al próximo presidente no es ni el pueblo ni el Ejército, sino el Parlamento. Y allí la formación que lidera Erdogan, el Partido Justicia y Desarrollo (AKP), cuenta con mayoría absoluta. Así, cualquier candidato con el apoyo del AKP recogerá el testigo de Necdet Sezer, quien el próximo 16 de mayo pone fin a sus siete años de mandato.
Ningún partido ha presentado aún a su aspirante a presidente, a pesar de que el plazo para hacerlo comienza mañana y termina el 25 de abril. Erdogan anunciará su decisión la semana entrante, según declaró ayer a Der Spiegel.