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| Cuando un amigo te traiciona, el resto de dolores se desvanece (Anónimo) |
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| Impresiones |
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| Ojalá este heroísmo sea pronto innecesario |
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En España existe un régimen democrático, pero no podremos decir que somos una democracia plena hasta que deje de existir un rincón en el que para estar en política y decir lo que se piensa hace falta ser un héroe. Carlos García y Nerea Alzola, él concejal de Bilbao y ella única edil del PP en Sondica, lo son, junto con otros compañeros que se enfrentan a diario a un ambiente tan hostil como amenazador. Su relato es consternador. Son pareja, como Ramón y Vanesa, quienes recientemente decidían dejar la política por la desprotección que sentían y la reciente responsabilidad de tener una hija. Carlos y Nerea confiesan que no saben qué hubieran hecho en esa situación y que, por supuesto, también tienen miedo. Sus temores están más que justificados, pues las Fuerzas de Seguridad disponen de documentos que revelan que figuran en el punto de mira de ETA. A ese riesgo hay que añadir el dolor cotidiano de comprobar cómo quienes les votan no se atreven a saludarles por la calle. Sin embargo, en vez de rechazar esa actitud de sus convecinos, Carlos y Nerea, en un admirable gesto de generosidad, afirman que siguen en política por ellos, «para representarles». Toda la sociedad española tiene una deuda de gratitud con personas como éstas, y especialmente el Gobierno que, por encima de partidismos, debería esforzarse para arroparles y lograr que un día puedan hacer política sin ser héroes.
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