Lunes, 16 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6329.
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EL FUTURO DE EL PRAT / La actual configuración de pistas impide alcanzar las 90 operaciones por hora previstas con la nueva Terminal Sur / Aena asegura que «se empezará a plantear el problema a partir del próximo año»
El acuerdo para reducir el ruido en Gavà y Castelldefels limita el crecimiento del aeropuerto
DANI CORDERO / HÉCTOR MARIN

BARCELONA.- La puesta en marcha de la nueva Terminal Sur no será suficiente para que el aeropuerto de El Prat pueda mover los prometidos 55 millones de pasajeros al año. El acuerdo firmado en octubre para minimizar el ruido de los aviones cuando sobrevolaban Castelldefels y Gavà es un auténtico problema para el desarrollo de la infraestructura en el futuro, una vez que las nuevas instalaciones entren en funcionamiento, a principios de 2009. El acuerdo obliga a una determinada configuración del uso de las pistas que limita su optimización y deja lejos la posibilidad de que se produzcan los 90 movimientos en pistas cada hora.

La incertidumbre es conocida entre los responsables de las compañías aéreas que operan en El Prat. Fuentes de una aerolínea aseguran que esa incertidumbre complica todavía más el plan a futuro que las compañías tienen que presentar a Aena para pugnar por una posición preferente en la nueva terminal barcelonesa, idónea desde el punto de vista de la operativa al estar ubicada entre las dos pistas principales. El presidente de Iberia, Fernando Conte, ha llegado a afirmar que el aeropuerto quedará colapsado en un plazo de dos años si no se modifica el convenio medioambiental que rige El Prat.

Asimismo, desde Aena, el ente estatal responsable de todos los aeropuertos españoles aseguran que «ese tema se empezará a plantear a partir del próximo año». Los firmantes del acuerdo fueron los ayuntamientos de Gavà, Viladecans y Castelldefels, el Departament de Política Territorial y la propia Aena, después de diferentes protestas vecinales de los municipios afectados.

Como consecuencia de aquel acuerdo, desde el pasado 26 de octubre, se utiliza la denominada configuración de pistas segregadas.Los despegues se realizan por la tercera pista -la más cercana al litoral- hacia Gavà con un giro de 60 grados hacia el mar, mientras que los aterrizajes se efectúan por la pista principal procedentes de Zona Franca. En caso de malas condiciones metereológicas, el aeropuerto utiliza la configuración este, con aterrizajes desde Castelldefels y despegues hacia la Zona Franca.

Fuentes del sector aseguran que, para superar los actuales 60 movimientos por hora y, especialmente, para alcanzar las 90 operaciones por hora -como prometió la ministra de Fomento, Magdalena Alvarez, para 2010- es necesario una configuración de pistas independientes.En este caso, confluyen los despegues y los aterrizajes en cada una de las pistas de forma consecutiva y en la misma dirección.Cada vez que un avión ha aterrizado y abandona la zona de seguridad arranca otro aeroplano para despegar, y una vez éste toma aire se da permiso a otro para aterrizar.

Aena asegura, no obstante, que el problema de la configuración de pistas no comporta problemas a corto plazo, ya que El Prat continúa incorporando slots gradualmente y tiene todavía margen para cubrir horas nocturnas. «El salto de slots no será de repente», aseguran.

El crecimiento inminente de El Prat es «perfectamente compatible con las actuales configuraciones, que son las que menos molestan el descanso de la población», explicó a este diario el alcalde de Gavà, el socialista Joaquim Balsera. En cuanto a las afirmaciones que indican que el actual aeródromo quedará colapsado en un plazo de dos años, el edil sostiene que «no es cierto». «No se puede decir algo como lo que declaró el presidente de Iberia, y proponer unas medidas que supondrían molestias de contaminación acústica a unas 170.000 personas», indica Balsera.

Respecto al futuro, el alcalde de Gavà asegura que «nunca estaremos a favor de que se usen las pistas de forma independiente». El modelo por el que apuesta el Ayuntamiento de Gavà es el del aeropuerto londinense de Heathrow: «Funciona con pistas segregadas, y logra 92 operaciones por hora», señala Balsera, quien concluye: «El crecimiento de El Prat debe convivir con el descanso de los ciudadanos».

Por su parte, el primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Castelldefels, el socialista Pedro Sanz, señala que la actual configuración del aeropuerto barcelonés «sólo cambiará cuando se llegue a la saturación; sólo entonces». Sanz agrega que, según las informaciones que el Consistorio tiene de Aena, la entrada en funcionamiento de la Terminal Sur dentro de dos años «únicamente comportará el incremento de tráfico aéreo propio de cada ejercicio» del aeropuerto, que en 2006 creció casi un 11%.

Para el Ayuntamiento de Castelldefels, el momento en el que se producirá la saturación de El Prat -y que conllevará, según él, la modificación de la actual configuración- no podrá conocerse hasta que Aena facilite los datos sobre la capacidad máxima operativa de las instalaciones. «Ese dato es fundamental, y por eso la Comissió de Seguiment Ambiental está pendiente de que se haga público», asevera Sanz, quien es partidario de poner «más límites medioambientales a la actividad de los aeropuertos, como ya sucede en otros países europeos».

El Ayuntamiento de Castelldefels asegura que no pretende frenar el crecimiento del aeropuerto de El Prat, si bien precisa que no acepta que ese desarrollo sea a costa del descanso de la población.«La sociedad económica catalana defiende un instrumento esencial, pero da por hecho que no habrá consecuencias: se equivocan», opina el primer teniente de alcalde.

El cambio de pistas aplicado a finales de octubre sirvió también para intentar mermar otro de los problemas que ocasionaba la anterior configuración de pistas, en este caso sobre los usuarios.Habían surgido críticas de que después de aterrizar los aviones pasaban entre 10 y 15 minutos de rodadura hasta alcanzar las actuales terminales, al tener que desplazarse desde la tercera pista. La solución fue que los aviones despegaran desde ésta, con los que el incordioso tiempo de rodadura lo sufren los mismos usuarios, pero en el vuelo de salida de Barcelona. Según las compañías, la distancia entre la tercera pista y la terminal es un problema muy costoso, ya que supone el coste propio del combustible y el de acumular tiempo perdido en aviones y tripulación.

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