IOLANDA G. MADARIAGA
Espectáculo de Xavier Albertí y Lluïsa Cunillé a partir de la zarzuela de Fernández Caballero y Echegaray./ Dramaturgia: Ll.Cunillé./ Dirección: X.Albertí./ Intérpretes: Chantal Aimée, Xavier Albertí, Pere Arquillué, Joan Carreras, Miquel Cobos, Oriol Genís, María Hinojosa, Alicia Pérez, Carme Sánchez y el Cor de Cambra Forum Vocal./ Escenario: Teatre Lliure.
Calificación: ****
BARCELONA.- Xavier Albertí y Lluïsa Cunillé han establecido una fructífera relación que se ha traducido en un buen número de espectáculos muy diversos aunque todos marcados por una exquisita calidad. Desde la puesta en escena de poemas de Gil de Biedma en Más extraño que el paraíso (2001) hasta los montajes de obras de la autora, Cunillé y Albertí han creado complicidades que han sabido traducir en sus realizaciones escénicas y que cuentan con el favor del público, por lo menos del exigente.
El dúo ha hecho siempre gala de un fino sentido del humor que quedaba muy patente en espectáculos como El gat negre (2001) o en la versión de Troilus i Cressida (2002). Esta vez han querido rizar el rizo y presentarse sin complejos con una recreación de El dúo de la africana, una obra de 1893. Se han atrevido con un género tan denostado, en estas latitudes, como la zarzuela y han escogido un curioso libreto que en tono de sainete narra las dificultades de una pequeña compañía de ópera que pretende poner en escena La Africana de Meyerbeer en «provincias». El sainete, sin embargo, se basa en el amor que el tenor profesa a la soprano, esposa del empresario, cuya hija está enamorada a su vez del tenor, mientras se ve acosada por el bajo de la compañía.
Teatro pues dentro del teatro y relectura de un género que no ha gozado de la deseable continuidad. La versión de Cunillé es muy curiosa: aparentemente respeta el libreto, mientras va colando reflexiones sobre el contexto en que se engendró la zarzuela.Unas reflexiones que Cunillé toma prestadas de personajes tan ilustres como Máximo la Estrella (alter ego de Valle-Inclán en Luces de bohemia). Y entre ripios al estilo Villaespesa o Pedro Antonio de Alarcón, llega con contundencia aquello de «España es una deformación grotesca de la civilización europea», al lado de lo que parece una Greguería de Gómez de la Serna.
El espectáculo se presenta como una magnífica estratificación de lecturas posibles. El primer nivel está garantizado con un elenco que funciona de maravilla y en el que destaca la actuación de Chantal Aimée, Joan Carreras y Alicia Pérez. Mención especial merece la encarnación, algo surreal, que el propio Albertí hace del Maestro de la compañía acompañándola en directo al piano.Funcionan bien los cantantes también como actores y la escenografía y el vestuario son dos bazas que contribuyen en mucho a la espectacularidad de la puesta en escena mientras abundan en dar un aspecto decadente -divertidamente rancio y enmohecido- a la grotesca compañía de ópera.
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