Lunes, 16 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6329.
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ECOLOGIA / El CSIC libera en Senegal 20 gacelas criadas en Almería / El proyecto pretende reintroducir una especie que desapareció del país africano hace tres décadas
Las gacelas vuelven a casa
GUSTAVO CATALAN DEUS. Enviado especial

SAN LUIS (SENEGAL).- En un insólito viaje de ida y vuelta, Africa empieza a recuperar su fauna perdida. Una veintena de gacelas dorca (Gazella dorcas neglecta) ha sido trasladada desde España al norte de Senegal para ser liberadas en la sabana, de la que desaparecieron hace más de tres décadas.

Todas tiene los genes de ejemplares que nuestro país retiró del zoo de El Aaiún cuando hubo que abandonar la capital saharaui en 1975. Tras esta operación de rescate de la biodiversidad africana hay mucho de gente visionaria, científicos emprendedores y cooperación internacional.

Cinco machos y 15 hembras fueron llevadas la semana pasada en un avión Hércules cedido por el Ministerio de Defensa hasta la ciudad de San Luis. Procedían de la Reserva de Fauna Sahariana del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en Almería. Las 20 gacelas habían pasado un periodo de socialización de varias semanas para que empezaran a formar rebaños y harenes.

Las gacelas dorca no eran sólo de Almería. Algunas procedían de los zoos de Barcelona, Llanes, Tabernas y Marwel, en el Reino Unido. Pero todas ellas, o mejor dicho, sus progenitores, habían sido cedidos a esos centros dentro de un proyecto de recuperación de este ungulado del desierto, dirigido internacionalmente por la Estación Experimental de Zonas Aridas de Almería, también del CSIC.

Las gacelas habían sido capturadas una a una, y tras tomarles unas muestras de sangre e inyectarlas antibióticos, vitaminas y un tranquilizante de largo efecto, se las introdujo en cajones especiales para su transporte.

Las 20 gacelas fueron cargadas en el aeropuerto de Almería y tras siete horas de vuelo llegaron a la pista de aterrizaje de San Luis, famosa por haber sido desde donde comenzó el correo aéreo hacia Iberoamérica, allá por los años 20. La llegada del Hércules se convirtió en una fiesta, con la presencia de Thierno Lô, ministro de Medio Ambiente de Senegal, medio centenar de guardias de parques naturales, percusionistas y bailarines que festejaron el acontecimiento.

Esa misma tarde fueron liberadas en amplios cercados en la Reserva de Guembeul, un espacio de 720 hectáreas, donde pasarán el último periodo de adaptación antes de llevarlas al parque nacional de Djouj, donde lograrán la libertad total. «No me da pena. Nacieron para ser libres y ya están más cerca», declaró a EL MUNDO la coordinadora del programa de Reproducción en Cautividad, Teresa Abáigar.

Caza abusiva

La bióloga lleva dos años de intenso trabajo antes de llegar al recinto senegalés, donde ella misma abría los cajones y las dorcas salían como centellas hacia la libertad. Pese a ser un animal muy rápido y siempre alerta -de ello depende salvar la vida frente a los depredadores-, se iban congregando más tranquilas al final del cercado, donde olían y mordisqueaban las primeras acacias de su vida. Volvían, por fin, a su medio.

Se calcula que entre Marruecos, Sáhara Occidental y Mauritania no quedan en libertad más de 600 ejemplares. De Senegal y otros países del Sahel, desapareció hace décadas. Al igual que otras especies de ungulados, la caza abusiva ha exterminado a estos mamíferos del Sáhara y dejado sin comida a los guepardos, sus depredadores.

Esto ya lo percibió en los años 70 José Antonio Valverde -el fundador de Doñana- y Antonio Cano, un abogado que se recicló en naturalista. Tras varias estancias en el ex Sáhara español, vieron cómo antílopes y gacelas eran perseguidas hasta la extinción. Cano fundó y mantuvo en Almería el Centro de Rescate de Fauna Sahariana, donde entre 1971 y 1975 trasladó un par de centenares de ejemplares de varias especies saharianas.

Su hija, la bióloga del CSIC Mar Cano, ha seguido la trayectoria paterna y descubierto tras un par de décadas importantes detalles del comportamiento y de los ciclos reproductivos de estos mamíferos: «Soy feliz haciendo esto», decía junto a un cajón. Ella también participó en otra cesión de gacelas oryx a Senegal en 1986, cuya descendencia sigue poblando una zona, y otra donación de gacelas de cuvier a Túnez, en 1999.

«Esta cooperación es muy útil para conservar la biodiversidad, y es una herramienta para que los pueblos sean dueños de su futuro. Además, potencia la alianza de civilizaciones, en la que creemos», señaló satisfecho Carlos Martínez, presidente del CSIC, quien ha anunciado nuevos capítulos de cooperación de esta naturaleza.


Tambores de gratitud

G. C. D.

«Cuando volváis a España decirle a vuestro Rey que los senegaleses estamos muy contentos», bramó el coronel y director general de Parques Nacionales de Senegal, Mame Balla Gueye, durante la ceremonia africana con tambores y danzas que siguió a la liberación de las gacelas. Embutido en su uniforme de campaña y tocado con un pañuelo con las banderas senegalesa y española, el coronel pedía que ésa no fuera la única ocasión de cooperación ambiental.

Balla e mostraba su gratitud por tener en su tierra de nuevo 20 gacelas, en representación de los inmensos rebaños de decenas de miles que existían antes de su desaparición. También por la formación en Almería de dos de sus hombres, que harán el seguimiento de los animales donados. Y por la ayuda del Zoo de Barcelona para montar el centro de visitantes de la Reserva de Guembeul, un parque nacional donde la avifauna es lo más importante, pero donde también hay primates, jabalíes, tortugas terrestres y ahora... gacelas.

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