Ayer apuró hasta el límite para adelantar a Fernando Alonso y volver a terminar cuarto en una carrera, como en los dos grandes premios anteriores. Heidfeld está capitalizando el salto de calidad de la escudería BMW, situada a la zaga de los dos grandes equipos, Ferrari y McLaren. Los coches blanquizales van muy rápidos, como habían anunciado en la pretemporada. La poderosa marca alemana está acelerando sus plazos y con Heidfeld y Robert Kubica al volante ya aspira a las victorias. «Queremos crecer en 2007 y ganar carreras en 2008», explicaba meses atrás Mario Theissen, el director deportivo.

La pasada temporada, BMW estrenó su unión con el equipo suizo Sauber, tras fracasar en su vinculación con Williams. Desde la sede central de la marca, en Múnich, se dieron órdenes contundentes para continuar en la Fórmula 1, donde su gran rival, Mercedes, tomaba cada vez más protagonismo en McLaren. BMW desembarcó en Sauber con todo su potencial financiero y de infraestructuras. Este año, en la fábrica suiza de Hinwil, donde se desarrollan los monoplazas, trabajarán a finales de este año 430 personas, el doble que en 2005, tras una progresiva ampliación de recursos dirigida por BMW, que se lo ha tomado realmente en serio.

El rostro de la escudería está siendo Nick Heidfeld, a pesar de que su papel parecía eclipsado por el fulgor de Robert Kubica, gran debutante en 2006. Ha sido capaz de destacar en medio de la afilada batalla desatada desde el comienzo de año entre McLaren y Ferrari. El alemán está ganándose una renovación de contrato puesta en duda hasta hace pocas semanas. Heidfeld, con 29 años, pertenece al pelotón de pilotos que ya rozan la veteranía sin los resultados esperados en sus inicios. Campeón del mundo de Fórmula 3000, promesa de la automoción germana, posible relevo de Schumacher... Mucha presión en un deporte donde los éxitos están muy concentrados en dos o tres figuras, donde casi nadie se fija en lo que sucede de la sexta plaza hacia abajo. Ahí se ha movido este chico que en 2005 tuvo su mejor temporada con tres podios y una pole en Nurburgring.

En el paddock tiene fama de jovial, con querencia a la fiesta, al estilo de Kimi Raikkonen. Apodado Quick Nick (Rápido Nick), llama la atención siendo el piloto más bajito de toda la parrilla (1,64). En el pasado Gran Premio de Malasia se movió entre los entrenamientos y la carrera con una vídeocámara en la mano para ofrecer a un canal alemán su particular punto de vista de lo que rodea a la Fórmula 1. Y no le importa reconocer que disfruta bailando con sus amigos en el momento oportuno, siempre con el permiso de su novia, Patricia, con la que vive en una mansión del siglo XIX cerca de Zúrich. Dejó atrás el frenético ritmo nocturno de Mónaco para formar una familia. Disfruta de su enorme perro San Bernardo y de los deportes acuáticos.

«Me siento fenomenal. Tengo un buen coche, un buen equipo, realizo buenas carreras y disfruto muchísimo», decía ayer, saboreando la pasada que firmó ante Fernando Alonso. Su jefe le aplaudía. «Es el mejor resultado que ha obtenido el BMW Sauber F1 Team hasta el momento. No sólo hemos conseguido ocho puntos, sino que la cuarta posición de Nick Heidfeld es muy especial. ¡Nick ha logrado adelantar en pista al campeón del mundo, Fernando Alonso!», valoró Theissen.