AKASVAYU GIRONA 79
AZOVMASH 72
Sada (2)
McDonald (25)
Salenga (9)
Fucka (12)
Bagaric (2)
M. Gasol (12)
Marinovic (7)
Gabriel (3)
San Emeterio(7)
Middleton (-)
El Amin (16)
Liadellis (15)
Powell (6)
Bajramovic (15)
Lishchuk (4)
Loktionov (4)
Botichev (-)
Gulyas (12)
Rayevskyy (-)
Skutyelnik (-)
Arbitros: Koromilas (GRE), Vojnovic (SER) y Coelho (POR)
1er CUARTO 2º CUARTO 3º CUARTO 4º CUARTO
17-15 23-21 19-19 20-17
FONTAJAU. 4.838 ESPECTADORES.
Eliminados: Lishchul (min. 33) y Botichev (min. 35).
GIRONA.- El guión de la final tenía preparado un desenlace inesperado. Los éxitos se saborean mucho más si vienen precedidos de sufrimiento y el Akasvayu Girona para conseguir el primer título continental de su historia tuvo que pasar por un angustioso trance de 40 minutos repletos de drama, emoción y éxtasis final.
La puesta en escena del Azovmash dio la razón a los continuos avisos que había realizado Pesic. El equipo ucraniano demostró ambición, capacidad de sacrificio, y planteó una inteligente estrategia cediendo a través de la zona la iniciativa a un nervioso Akasvayu. Los triples del MVP de la final, Ariel McDonald, permitieron que el equipo gerundense tomara unas cortas pero necesarias ventajas para sobrevivir a una primera parte, donde el mayor enemigo se encontraba en la ansiedad de los jugadores locales.
Pesic, aclamado por el público al inicio y especialmente al final del partido, auténtico ídolo de la afición en Girona, supo administrar bien los recursos de su equipo y se inmutó poco cuando sus ventajas eran reducidas por el acierto de un ansioso rival. Al descanso un 40-36 y las sensaciones eran de que Akasvayu había pasado lo peor. Sin embargo, en la segunda parte y de manera sorprendente, cuando el partido parecía definitivamente decantado para Akasvayu (56-41) tomó un rumbo tan inesperado como angustioso.
Los triples del gigante Willas y el despertar del base El-Amin llevaron al marcador hasta un inquietante empate a 67 a cinco minutos del final. La tensión, en esos momentos, podía cortarse en Fontajau. El título se hacía esperar y, anulado McDonald, San Emeterio, uno de los héroes en esta competición, asumía la responsabilidad y con oportunas acciones ofensivas y defensivas mantenía a salvo al equipo en espera de que reaparecieran las figuras.
Un triple de McDonald más las acciones de un Marc Gasol desatado consiguieron distanciar definitivamente a Akasvayu y permitieron vivir un último minuto en medio de una euforia contenida y que explotó dando rienda suelta a las emociones tras tantos años anhelando vivir en lo más alto.
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