Lunes, 16 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6329.
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 DEPORTES
EL RUEDO IBÉRICO
Himnos y banderas
CARLOS TORO

Hace unos días hubo un par de historietas relacionadas con la... música. Aquí al lado, en el Algarve, en la final del Mundialito Benjamín de fútbol entre el Valencia y el Barcelona, los niños catalanes no saltaron al campo junto a los valencianos cuando sonaba el himno español. Lo hicieron a los acordes del portugués, que surgía de los altavoces en honor al árbitro. Allá lejos, en Malasia, en el Mundial de Automovilismo, se interpretaron el español (por Alonso) y el británico (por McLaren). Pero no el alemán. La gente de Mercedes se sintió molesta porque, aunque la escudería está inscrita en Inglaterra por razones de tradición, el motor es alemán, así como el 40% del vehículo y de los patrocinadores. A los catalanes les sobró un himno y a los alemanes les faltó.

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Los niños (ocho años) del Barça se quedaron quietecitos siguiendo órdenes directas del club (que lo niega con inverosímiles explicaciones) o de algún delegado que interpretó en esa dirección el clima imperante en casa de Laporta, quien ha hecho de la entidad una partidista bandera política. ¡Pobres criaturas, adoctrinadas desde casi la lactancia y utilizadas para fines sectarios! Seguro que habrían salido al campo si hubiese sonado Els Segadors. En cambio, los teutones habrían protestado si en lugar del común Deutschland, Deutschland über alles hubiesen escuchado el himno de Baden-Württemberg, cuya capital es Stuttgart, sede de la Mercedes (y si es que tal himno existe).

Alonso, cuyos colores en Renault eran los mismos, azul y amarillo, de la bandera del Principado, no se sintió molesto porque sonara en Malasia la Marcha Real y no el Asturias, patria querida. Quiere a su patria chica. Pero no por haber nacido en ella la considera el centro del universo. Será que conoce mucho mundo. Y ya se sabe que los nacionalismos, al igual que los patrioterismos, se curan viajando, además de leyendo.

Por cierto, en una entrevista en estas mismas páginas, publicada el jueves, y a la pregunta «¿Le preocupa la ecología?», Fernando contestaba de este modo: «Sí, soy una de esas personas que se han dado cuenta de lo mal que estamos haciendo las cosas y de todo lo que se puede mejorar». Curiosa respuesta para el rey de la Fórmula 1, el reino de la gasolina humeante. Quizás, como Oleguer, se nos ha vuelto antisistema.

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