El atracador más buscado de España, El Solitario, podría camuflase en la capital. En los últimos seis meses ha asaltado tres bancos en la región (Alcobendas, San Agustín de Guadalix y Canillas) y otro en Avila. La alerta es máxima y todos los cuerpos de seguridad de Madrid (Policía Municipal, Guardia Civil y Cuerpo Nacional de Policía) han recibido en los últimos días un documento donde se advierte de su presencia y se aconseja cómo enfrentarse a El Solitario. También se ofrecen imágenes novedosas del delincuente y nuevos retratos robot. Han sido recreados por ordenador y muestran las posibles secuencias del proceso que emplea para disfrazarse. Incluso se indica cómo anda y cómo habla. En contra de lo que se creía se ha averiguado ahora que es calvo, delgado, de unos 50 años y con una formación militar especial. Siempre actúa con peluca y con una pistola oculta que sujeta a su cuerpo con un velcro.
La Unidad Central Operativa de la Guardia Civil cuenta con un grupo dedicado exclusivamente a seguir sus pistas. Trabajan codo con codo con el grupo XII de la Brigada de Policía Judicial de Madrid. Disponen de un gran archivo audiovisual sobre este despiadado atracador. Además, cuentan con un perfil genético, que consiguieron tras cometer uno de los atracos.
A este delincuente, frío y calculador, se le atribuyen tres homicidios y más de 30 atracos en cinco años. Asesinó a dos guardias civiles en Castejón (Navarra) en junio de 2004. Presuntamente los mató porque iría sin peluca y podrían identificarle. Además, se le atribuye también un atraco en Vall d'Uixó (Castellón) donde asesinó a un agente de la Policía Local.
La Dirección General de la Guardia Civil ya solicitó la colaboración ciudadana para tratar de localizar a este delincuente, calificado de «extremadamente peligroso». En su día ya se distribuyó la imagen obtenida de una cámara de seguridad de una entidad bancaria donde este asesino perpetró otro atraco en 2003.
Sus atracos se han cometido por toda España: Murcia, Huesca, Ciudad Real, Albacete, Lugo, Castellón y, los últimos, en Madrid: Alcobendas, Canillas y San Agustín de Guadalix. Sólo roba lo que hay en la caja. Su botín más alto han sido 108.000 euros, llevando acumulado en estos momentos unos 600.000 euros en robos a entidades bancarias.
La principal característica es que actúa solo. No tiene ayuda de nadie. Lleva diferentes pelucas y barbas postizas. Tiene una nariz prominente. En contra de lo que presumía es muy flaco, calvo, entre 170 y 180 centímetros de estatura, con adiestramiento militar básico y buenos modales. Pero cuando entra a robar en los bancos aparenta ser grueso, melenudo y no duda en escarmentar al cajero que le impide su objetivo. Los agentes han descifrado que en realidad es delgado, al descubrir que tiene los pómulos y las fosas muy marcados. Su gordura es añadida porque en los fotogramas que maneja la Policía se aprecia que tiene el cuerpo recto: la columna vertebral no varía su eje.
El informe de la Guardia Civil indica que es de «utilidad conocerlo y en caso de tener oportunidad de reducirle saber cómo hacerlo y dónde se encuentra su punto flaco. Simplemente con que se le pudiera hacer resbalar o zancadillearlo, probablemente él mismo se neutralizaría».
Su comportamiento social debe ser normal y «el atraco a los bancos es para él como una misión militar. Por ello, camina como si de un desfile se tratara si así lo precisa, sin perder los nervios y castigando a quien se imponga en su camino».
Él mismo se encarga de estudiar las entidades bancarias que pretende asaltar. Su trabajo, minucioso y concienzudo, lo realiza sin ayuda. Suele actuar los jueves y los viernes, a última hora de la mañana, cuando las cajas de los bancos suelen tener más dinero en efectivo. Sus presas preferidas son las sucursales bancarias situadas en pequeñas poblaciones rurales.
Además, conoce a la perfección los fallos en los sistemas de seguridad bancaria, sobre todo en lo referente a la identificación por las cámaras y de las instrucciones de seguridad que reciben los empleados. Suele medir muy bien el tiempo que permanece en las entidades y la capacidad de respuesta policial. Pero otro de los aspectos que más preocupa a los investigadores es la firme sospecha de que tiene una gran preparación en el manejo de armas. Ha tenido instrucción militar, aunque eso no quiere decir que sea o haya sido militar profesional. Si su edad es de 50 años se cree que podría ser de los reemplazos comprendidos entre los años 1974 y 1978. Fue cuando se crearon las unidades especiales para los soldados de reemplazo. Se trata de grupos con una mayor disciplina en el tiro.
Otra de las peculiaridades de este asesino la constituye las armas que le gusta manejar. Además de pistolas, su preferida es un subfusil: su «guitarra», como aseguran los investigadores de la Policía Judicial. Maneja las armas de forma certera y suele ir provisto de un chaleco antibalas de los más modernos (de ahí el diámetro de su cuerpo). No es metálico, es de cerámica. Con uno metálico no podría acceder a las entidades financieras.
En sus primeros golpes empleó el mismo vehículo, un Suzuki. Ese dato ha servido a los investigadores para buscar personas que fuesen propietarias de ese vehículo, pero esa línea de investigación no ha dado, por el momento, resultados.
El presunto asesino de los dos guardias civiles habla castellano sin acento, lo que hace pensar a los investigadores que se trata, en principio, de un español.
